La buena noticia del día
10/07/2020 | 11:31 | Emilia Molina, maestra de primer grado de una escuela de Córdoba y mamá de un niño de 2 años, dialogó con Miguel Clariá e hizo un balance de este primer cuatrimestre atípico por la pandemia.
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El próximo lunes comienza el receso escolar en la provincia de Córdoba y tanto niños como docentes tomarán unas merecidas vacaciones.
Durante la cuarentena, las familias e instituciones del país tuvieron que ingeniárselas para que los chicos siguieran recibiendo sus clases desde sus hogares.
Emilia Molina, docente de primer grado del Instituto Nuestra Señora de barrio Jardín, hizo un balance de esta primera etapa del año.
"Desde mi punto de vista, los objetivos que me planteé en esta primera etapa los logré. Estoy sorprendida porque los papás me acompañaron y superaron mis expectativas. También quise dejarlos tranquilos que lo no se logró este año, será el año que viene", dijo.
Emilia hace más de 9 años que se desempeña en la institución y se encarga de iniciar a los más pequeños en este camino.
"Fue todo un camino y un aprendizaje porque arrancamos enviando actividades a una familia referente y ellos la reenviaban por WhatsApp a las otras, pero me faltaban mis alumnos. Escucharlos, verlos y saber cómo estaban. Me ponía en lugar de los pequeños y quería de alguna forma acompañar ese Word que enviaba tan frío", comentó Emilia quien decidió enviarles también un saludito de voz.
Finalmente, encontró en la plataforma Zoom la mejor forma de comunicarse con sus alumnos. Armó clases de grupos pequeños y así podía charlar con ellos.
"Eso me permitió que ellos contaran con las herramientas necesarias. Yo estoy agradecida de los papás por el acompañamiento, el diálogo a través de mail o encuentros de Zoom. Siempre con mucho respeto y empatía", expresó.
Si bien la situación hizo que enseñar fuese "más difícil", para Emilia no fue "imposible".
"Los papás me iban diciendo cómo los veían a los chicos. Me comunicaba y les daba sugerencias para seguir trabajando. Yo hacía dictados, juegos, reconocimientos e iba viendo cuánto el niño podía", comentó.
Finalmente contó que fue un trabajo de "7 días y 24 horas", ya que debía organizar las clases y atender a su pequeño hijo de dos años.
Entrevista de Miguel Clariá.