Ruptura histórica
03/02/2020 | 09:17 | Desde el 1 de febrero hasta el 31 de diciembre, Londres negociará buena parte de su futuro con los 27 países de la Unión Europea.
Marcos Calligaris
Audios
Reino Unido busca su nuevo lugar en el mundo
La salida del Reino Unido de la Unión Europea es un hecho consumado, y ha dejado alegría por un lado, tristeza por el otro, y en ambos casos incertidumbre.
Esa es la palabra que mejor define el sentir de los británicos de a pie, pero también de los políticos: en cualquier tertulia televisiva o editorial de diario, lo que prima es la falta de certezas.
Minutos antes de las campanadas del 31 de enero en la plaza del Parlamento, en un discurso encendido el primer ministro Boris Johnson dijo a modo de arenga que este hecho no era "un final sino un comienzo".
Y ciertamente, este divorcio marcó el comienzo de arduas negociaciones que se extenderán hasta el 31 de diciembre, si es que a mitad de año no se solicita una prórroga.
Un escollo llamado backstop irlandés
Uno de los temas más urticantes en las horas previas y una vez llevado a cabo el Brexit es la cuestión de la frontera con Irlanda, lo que se conoce como el backstop (barrera, en inglés). El mismo establece que si después del período de transición, Londres y Bruselas no llegan a firmar un acuerdo comercial, Irlanda del Norte quedaría sometida a algunas normas de la UE.
No se trata de un tema menor, ya que allí en 1998 se firmó el acuerdo de paz de Viernes Santo en Belfast, que puso fin a tres décadas de un sangriento conflicto en la región, y que contempla la ausencia de barreras físicas en la isla que comparten la República de Irlanda e Irlanda del Norte, territorio que pertenece a Reino Unido.
Desde entonces, los ciudadanos de ambos lados pueden cruzar la frontera sin pasar por ningún control.
No obstante, con el Brexit esta situación podría cambiar: Irlanda e Irlanda del Norte quedarían en dos regímenes distintos, lo que implicaría que los productos podrían ser inspeccionados en la frontera. Es por eso que diputados conservadores rechazan que Irlanda del Norte mantenga un régimen diferente al del resto de Reino Unido, como plantea el backstop; creen que esto podría favorecer en el futuro una posible unificación de las dos Irlandas.
Ese es solo un botón de muestra de lo complicado que puede resultar para ambas partes ponerse de acuerdo hasta fin de año en temas no menos complejos como el programa de becas Erasmus, los tratados aduaneros, la sanidad, el sistema migratorio, o la posibilidad de que Escocia realice un nuevo referéndum de independencia, por mencionar solo algunos.
En definitiva, el desafío del Reino Unido en 2020 será nada menos que forjar nuevos vínculos con los 27 países de la UE, y definir su nuevo lugar en el mundo.