La paradoja del sake

El sake es una bebida milenaria de Japón. Es un licor que se bebe despacio, intentando encontrar el equilibrio entre la acidez y el dulzor de su consistencia. Su alta graduación alcohólica y los azucares que la conforman genera respeto la hora de excederse. Hay que saborearla de a poco.

Nuestra concepción semántica nos hace creer que el sake se toma de un saque, que se bebe de un solo trago, que este líquido pasa derecho sin ser saboreado. Como si el proceso del minuto a minuto no existiera, y no es así.

Japón se ha reconstruido tal como se toma esta milenaria bebida: paso a paso. Transitando muy lentamente su proceso de rearmado, sin descansar un solo minuto y teniendo una premisa por sobre todas las cosas: respeto.

Nuestra idea de saque nos lleva muchas veces a no vivir el proceso, salteando una parte importante de cualquier actividad, queriendo llegar rápidamente al resultado, sin poder entender que en el recorrido del camino está el aprendizaje. Confieso que mi primer experiencia con esta bebida no fue positiva, ya que pensaba que se tomaba de un trago, tal como hacía John Wayne en las películas del Far West. No es así.

Japón bebe sorbo a sorbo disfrutando el sabor del proceso. Ellos entienden que allí está el disfrute. Salud.