Efeméride gastronómica
14/10/2022 | 10:17 | Prepararlos con esta cocción parece muy simple, pero hay muchos aspectos a tener en cuenta. Descubrí Sabores te presenta los trucos y consejos para lograr huevos fritos de revista.
Por Yeny Ortega Benavides.
Preparar un huevo frito perfecto parece algo muy simple, tan simple que existe una expresión para referirse a la inutilidad de una persona en la cocina: "No sabe ni freír un huevo".
Lo cierto es que lograr un huevo frito perfecto no es tarea tan fácil y requiere varios aspectos a tener en cuenta.
Primero, hay que partir de la base de qué se considera que un huevo frito sea perfecto. Pues bien, el huevo frito “ideal” es aquel que conserva su forma redonda, con una clara pareja y bien cocida y una yema centrada y tierna, pero no cruda.
Gentileza Comedera
El huevo es un alimento muy delicado, no sólo físicamente sino en materia de componentes. Es susceptible a las temperaturas, por eso se considera entre los alimentos que no deben cortar la cadena de frío.
En los supermercados permanece en góndolas refrigeradas y -una vez comprado- se recomienda llevarlo cuanto antes a la heladera.
Posee una membrana externa llamada testácea, que filtra y evita que ingresen bacterias al huevo como la salmonella. Está comprobado que cuando aumenta la temperatura ambiente, esa membrana se altera y deja de cumplir su función. Por eso, el huevo siempre debe conservarse refrigerado.
No obstante, la temperatura es la principal enemiga de un huevo frito perfecto, por lo cual la primera recomendación es sacarlo de la heladera unos 10 minutos antes de prepararlo.
Lo segundo es utilizar una sartén con antiadherente. Entre más chica sea, más armado va quedar el huevo. Existen también unos anillos de metal que van dentro de la sartén y contienen el huevo para evitar que se le esparza por toda la superficie.
Gentileza Instagram @yenyortegab
Otro punto importante es cuánto aceite usar, nada más horrible que un huevo frito nadando en aceite. La cantidad de aceite promedio es de una cucharada por cada huevo. Esto también va a depender del material de la sartén: una sartén con antiadherente va a requerir, sin duda, menos aceite.
Previo a freírlo, es recomendable romper el huevo y ponerlo en una compotera, no se debe tirarlo directamente sobre el aceite. Esto asegura de que la yema no se romperá, no quedarán esos molestos trocitos de cáscara y también va a garantizar que la yema quede bien centrada.
Si por esas cosas del destino cayeran cascaritas en la clara, la única forma de sacarlos sin volverse locos es usando la misma cáscara del huevo como cuchara.
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Un huevo perfecto nunca se fríe con el aceite caliente. La clara, al contacto con el aceite caliente, empieza a chisporrotear y a llenarse de ampollas. Por lo tanto, se debe poner la sartén con el aceite y -ni bien se encienda el fuego, tirar con sumo cuidado el huevo desde la compotera. Todo el proceso de cocción debe hacerse con el fuego en bajo para no “arrebatar” el huevo. Una vez cocida de más la yema, no hay vuelta atrás.
Cuando la clara cambie de color, se debe apagar el fuego, aunque aún se vea que en algunas partes esté aún blanda. Se va a terminar de hacer con el calor residual de la sartén.
Nunca deben taparse. La yema siempre conserva algo de su contacto con la clara y, al taparlo, esa clara se cocina con el vapor y el efecto de horno que acciona la tapa cubriendo la yema con un manto blanco que le quita toda su sensualidad y magia.
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Al servir, no deben utilizarse utensilios para llevar el huevo de la sartén al plato pues corre riesgo de romperse. Siempre se debe deslizar el huevo directamente desde la sartén sobre el plato.