Orgullo argentino
02/12/2021 | 10:25
Redacción Cadena 3
Yeny Ortega Benavides
Recorriendo La Rioja en busca del mejor Torrontés riojano, nos topamos con una de esas historias que nos encanta contar: un vino riojano que ganó, entre más de 3 mil vinos del mundo, el Oscar de los vinos, nada más y nada menos que en Francia.
Obnubilados con el dato, fuimos en busca de Jorge Horacio Ruitti, uno de los enólogos que creó la perla que, 34 años después, sigue siendo un orgullo para la región.
El relato nos remonta a 1987, cuando viajaron a la feria Vinexpo, el mayor evento de vinos del mundo, desarrollado en Burdeos, Francia, con su muestra de Torrontés de la marca Nacarí elaborado por la cooperativa homónima.
Eran años en que la vitivinicultura argentina estaba lejos de ser lo que es hoy en día. El consumo interno era bajo, casi no se exportaba y el vino se acumulaba en las incipientes bodegas.
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Los enólogos querían, más que mostrar sus productos, aprender de países en los que la industria estaba fortalecida. Francia era uno de ellos.
El Nacarí Torrontés Esmerilado (llamado así por el color de su botella), humilde y tímido, cruzó el océano y fue catado, junto a 3.600 muestras de vinos de todo el mundo, por un jurado internacional.
El vino quedó entre los 50 que recibieron medalla de Oro. Pero ese no fue el final. Cuál sería la sorpresa de los enólogos al conocer que su vino no sólo obtuvo ese premio, sino que recibió lo que se conoce como el Oscar al mejor vino blanco del mundo.
El hecho fue histórico y cambio el rumbo de la industria vitivinícola argentina.
“Fue una hermosa experiencia. Creo que, en la vitivinicultura riojana, fue un antes y un después ese hito, como le llaman”, dijo Ruitti.
Aunque muchos no lo imaginaban, se trataba del primer gran premio para un vino argentino. Lo sorprendente es que ganó en Francia, siendo blanco y, encima, Torrontés, la única cepa 100% autóctona, con ADN argentino.
“Nos presentamos sólo para saber qué opinaba el mundo de nuestro vino, que no era conocido porque la cepa es netamente argentina, pero nunca nos imaginamos volver con ese premio”, reconoció.
Nacarí Esmerilado tiene un color amarillo verdoso delicado y llamativo. En nariz se destaca su excelente expresión frutal con aromas a melón, damasco, ananá y banana. “Es una ensalada de frutas”, expresó Ruitti.
De hecho, el aroma fue lo que más destacó el jurado en el momento de la premiación. “Apenas lo olieron dijeron ‘Qu''est ce que c''est’ (qué es esto)», contó.
En boca, impacta su generosa acidez que lo hace fresco, armonioso y de largo final.
“Muchos dijeron en su momento que el Torrontés iba a ser una moda. Bueno, es una moda que ya ha durado 40 años”, destacó el enólogo.
El premio fue tan sólo una medalla, un diploma y una estatuilla que hoy reposa en La Riojana, cooperativa que, con el tiempo, absorbió a Nacarí.
“A nivel bodega estuvo realmente el premio mayor: el reconocimiento de la gente y el incremento en su consumo”, reconoció.
“Cuando llego de dar clases, me pongo una bermuda, ropa cómoda y me siento con los pies en el pasto con un vasito de Nacarí Esmerilado. Es un ritual en el que nadie me molesta, somos tan solo el vino y yo”, finalizó.
Todavía existen algunas botellas para la venta. El precio, en bodega, ronda los $500 pesos.
Si alguien es fanático del Torrontés, visita la ciudad de Chilecito, en La Rioja, y está buscando un compañero perfecto para aperitivos, pescados, mariscos, aves, carnes blancas y quesos intensos, no dude en preguntar por el que fue premiado como el mejor vino blanco del mundo. Los chileciteños sabrán de qué está hablando.
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