La historia cuenta la creación del Hospital Privado (Foto: archivo)

Historias

La creación del Hospital Privado de Córdoba, en el libro de un médico sanjuanino residente en Madrid

05/07/2022 | 19:34 | El doctor Raúl Héctor Guzzo Conte-Grand, especialista en cardiología, obtuvo su título en "La Docta" y contó su experiencia en una obra, la cual detalló en diálogo con Cadena 3.

Redacción Cadena 3

Luis Eduardo Meglioli

El Dr. Raúl Héctor Guzzo Conte-Grand es un médico sanjuanino especializado en cardiología que obtuvo el título en Córdoba y ejerció su profesión primero en un pequeño pueblito de San Juan, luego en la Primera Región del Servicio de Salud de la capital provincial, pasando después a la Ciudad de Córdoba y, posteriormente, aún joven, llegar hasta los grandes hospitales de Madrid.

En la capital española, donde reside desde hace más de cuarenta años, ha escrito varios libros, y en el último, “El Jeroglífico Argentino” (Enigma Editores, Barcelona, 2021), cuenta sus experiencias profesionales y políticas muy particulares en la Argentina de mediados de los años 60 y los 70, y su obligada inmigración a España para poder vivir y trabajar en libertad. Entre una amplia temática que lo tuvo como protagonista, hay varios capítulos en los que vuelve a su querida Córdoba y en uno en particular memora los primeros tiempos del Hospital Privado de esta ciudad.

Memora con evidente admiración a los fundadores al afirmar que allí se planteaba “un modelo sanitario que sólo estaba en esas mentes (…) Aislados con su propuesta sanitaria peros seguros de empujar el progreso científico.” Así, comienza recordando que buscaba formarse en la especialidad Cardiología, para lo cual en marzo de 1964 viajó a la ciudad de Córdoba: “Iba en busca de un hospital donde poder concretar mi deseo, y el Hospital Privado fue en donde finalmente me aceptaron; allí comencé mi segunda experiencia médica. Estaba dirigido por un grupo de médicos brillantes en su mayoría exiliados de la politizada Universidad Nacional de Córdoba (UNC)".

"Y como no podía ser de otra manera, planteaban un modelo hospitalario distinto. Se entendía la medicina, la sociedad y creo que la vida como un todo. O sea, con un perfil político muy distante al de los dirigentes de la época. La Universidad peronista les resultaba arcaica, desnaturalizada por su politización y por su masificación. Consideraban que era una medicina rutinaria, individualista, limitada, en la que el progreso científico y el trabajo en equipo tropezaban con escollos burocráticos insalvables. La medicina, que es esencialmente solidaridad y que abarca todo el ser humano, se veía devastada por la politización", acotó.

"El Hospital Privado vino a ser la materialización de un sueño largamente acariciado, su concreción comenzó en el mes de mayo de 1952, trece años antes de que yo trabajase allí. Planteaba un modelo sanitario que sólo estaba en esas mentes, me imagino que también en la de Montesquieu. Aislados con su propuesta sanitaria peros seguros de empujar el progreso científico. Sería una organización jerarquizada por el mérito propio –por excelencia- con igualdad de oportunidades y el equipo con una idea aritmética de la solidaridad (…) Una estructura sanitaria en la que el ejercicio de la medicina debía ser armónico y sin individualismos, determinado solo por el trabajo y con unas prestaciones de primera categoría médica”, añadió.

Pero más adelante Guzzo no duda en dejar en claro que con ese proyecto empezó en Córdoba la “Medicina de la Evidencia” y se relativizó la “Medicina de la Opinión”, para continuar recordando: “Un logro estratégico. La actividad debía expresarse en el ejercicio cotidiano del médico transmitiendo sus conocimientos a los más jóvenes. El orden científico se impondría junto a las legítimas aspiraciones que da la experiencia de los mejores. No se estaba pensando en un camino fácil ni en la proyección de una organización poderosa (…) Cuando los hombres de empresa construyen una obra material”, decía don Agustín Caeiro (*), “emprenden, planifican, calculan y palpan su triunfo ulterior, y si fracasan crispados elevan sus manos, pero el fracaso no es real. La empresa será de y para todos. Nuestro Hospital”. 

Con evidente respeto y cariño, Guzzo evoca que “desde el principio traté de ver cómo era eso y que hoy, visto a la distancia, considero que es una actitud que nunca me falló”.

Finalmente, recuerda a profesionales médicos con quienes trabajó y que figuran en una nómina muy destacada de profesionales cordobeses de la Medicina: “Recuerdo al equipo de guardia a domicilio, compuesto entonces por los doctores Rolando Maldonado, Eduardo Noguera, Agustín Caeiro, Montenegro, Luis Amuchástegui y Bongiorno (…). Inmensamente agradecido a ellos, Guzzo cierra diciendo “nunca podré corresponderles”.

*Nota del redactor: Agustín Caeiro (1907-1990), médico egresado de la UNC. Especialista en Medicina Interna y Cardiología. Fue miembro fundador del Instituto de Investigación Médica para la Promoción de la Medicina Científica, actualmente llamado Instituto Mercedes y Martín Ferreyra, del Hospital Privado y de Fundación para el Progreso de la Medicina.

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