La mataron de un balazo al quedar en medio de una pelea

Milena Abigail tenía 16 años. Desde la madrugada de este jueves, su biografía se escribe en un pasado que duele y desnuda cómo a veces en algunos sectores de la ciudad de Córdoba la diferencia entre vivir y morir es demasiado tenue.

Jesús M. también tiene 16 años. Ahora, un Juzgado Penal Juvenil tiene que resolver si lo deja alojado en Complejo Esperanza, el centro ubicado camino a Bouwer destinado para adolescentes menores de 18 años en conflicto con la ley penal. Su prontuario ya tiene la peor marca: acusado de matar. 

Pero lo que la Justicia no podrá describir es cómo en las periferias de la geografía cordobesa la marginalidad social y de bolsillo, la falta de horizontes y la proliferación del narcotráfico en sus formas más expuestas terminan por generar una dinámica social en la que las violencias emergen con una frecuencia distinta a la de otros barrios de la misma ciudad.

Bajada San José conforma el complejo entramado de barrios urbanos marginales que rodean al cementerio San Vicente, en el este profundo de la Capital cordobesa. Allí, se escribió la crónica de este nuevo homicidio que entremezcla el absurdo de la muerte joven. Esa zona compartían Milena y Jesús.

De acuerdo a la incipiente investigación judicial y policial, alrededor de las 20 del miércoles, dos jóvenes en moto llegaron hasta el frente de una vivienda ubicada en ese sector. El que manejaba, Jesùs, se quedó frente al volante, mientras que su acompañante bajó y comenzó a exigir a los gritos que se asomara otro muchacho que vivía allí. Se trataba de un hermano de Milena.

El convocado pronto aceptó la invitación a pelear. El enfrentamiento entre ellos había nacido tiempo atrás, en medio de una fiesta. De los insultos pasaron a los empujones, hasta que volaron algunas trompadas cruzadas. Desde entonces se habían jurado venganza. Y cumplieron.

En medio de la calle, ambos muchachos comenzaron a pelear otra vez. Hasta que los separaron.

Los gritos hicieron que varios se asomaran a ver qué ocurría. Entre los curiosos estaba Milena.

Los testigos relatarían luego que cuando el recién llegado comenzaba a caminar hacia la moto, Jesús, que lo esperaba sentado, desenfundó lo que habría sido una pistola nueve milímetros y sin más preámbulos comenzó a disparar. Al menos tres tiros. 

Uno de los balazos terminó por impactar en la cabeza de Milena, que cayó al suelo ya sin reacción. 

Desesperada, su madre alcanzó a buscar un remise para trasladarla unos metros hacia el dispensario de Maldonado, ubicado en el otro extremo del cementerio.

Allí, mientras le realizaban los primeros auxilios los médicos no tardaron en darse cuenta de que su estado era desesperante. Pese a que lograron derivarla al Hospital de Urgencias, donde quedó internada, a las 5 de la madrugada de este jueves la vida de Milena se cortó de manera abrupta.

A esa altura, los detectives de Homicidios tenían bastante avanzada la investigación. Cuando llegaron a la noche a Bajada San José, los testigos no dudaron en señalar al principal sospechoso, Jesús. Su detención se produjo en minutos. Al ser menor de 18 años, quedó a disposición de un Juzgado Penal Juvenil.

Hace menos de dos meses, y a escasos metros de donde el miércoles mataron a Milena, una tía de la adolescente también fue asesinada de un modo tan brutal como absurdo. 

El domingo 10 de octubre pasado, frente a la cancha de fùtbol de Campo de la Ribera, Jénifer Suárez, quien tenía sólo 25 años, muriò apuñalada en el cuello. Por el crimen, que ocurrió en medio de la tarde, a la vista de decenas de personas, fue acusada Rocío Romero, de 31 años.

Según la reconstrucción policial, antes de ser detenida, Romero se se sacó una foto junto a su hija y la subió a su estado de Whatsapp junto a leyenda: "Me la cuidan hasta que vuelva". Minutos después, irrumpieron los policías y la llevaron a la cárcel.

Informe de Francisco Centeno y Juan Federico