Pobreza y solidaridad
19/08/2023 | 12:07
Redacción Cadena 3
Martín Bonansea
Los comedores populares, en épocas donde según datos oficiales el 40% de las familias no cubre el costo de la canasta básica familiar, se convirtieron en pilares de la economía de los barrios más carenciados.
La pobreza en Argentina trepó en el último trimestre a 38.7% y en el primer trimestre del año se registraron 2 millones de nuevos pobres. Las cifras se desprenden del procesamiento de los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC. La pobreza infantil subió al 54,7%. Entre los chicos menores de 14 años (un total de 11 millones), la pobreza se incrementó del 47,1% al 54,7%. Son 6.000.000 de niños y niñas que viven en hogares pobres.
En Córdoba, la pobreza afecta al 39.5% de las personas, donde se midió el porcentaje de los habitantes que no pueden pagar el costo de la canasta básica total (CBT). El aumento con respecto al año pasado es de casi dos puntos porcentuales en la ciudad y, la baja, de un punto en el Gran Córdoba.
Por otra parte, los datos del “Monitoreo de Condiciones de Vida”, medición que la Provincia realiza en paralelo con la del INDEC (es otro registro), considerando sólo los ingresos monetarios, el porcentaje de pobres se ubicó en 37,9%.
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En este contexto, muchos merenderos o lugares donde se brindaba un vaso de leche hoy ofrecen diferentes actividades como deportes, ayuda escolar, contención familiar e incluso trabajan contra los problemas de adicciones. Se convirtieron en centros sociales cumpliendo funciones que deberían realizar otros actores.
En los barrios de la periferia de Córdoba, donde el centro queda lejos, el transporte público no tiene recorrido o no quiere ingresar por falta de seguridad y en muchos casos porque no hay asfalto que permita el acceso, los comedores convertidos en centros sociales se ocupan de la comunidad.
Primero fue la pandemia y el golpe de gracia lo dio la inflación. Los vecinos realizan innumerables acciones para poder ayudarse y subsistir. La mayoría tiene trabajos precarios, son jornaleros o no tienen un ingreso fijo. Esta situación les impide muchas veces poder completar una mesa o cumplir con las tres comidas diarias.
Uno de los casos, que gracias a la solidaridad sostiene a la comunidad que lo rodea, es el de Matías Albornoz, del comedor “Las Petaquitas”, donde hace más de 3 años que no solo le dan la merienda a más de 150 chicos, sino también que les dan de comer a más de 200 adultos del barrio Villa Unión, San Alberto, Parque República y sectores aledaños.
Matías todos los días vuelve de trabajar una jornada completa y se “arremanga” para trabajar para la comunidad, que sin su ayuda viviría una realidad mucho más dura todavía.
“Siempre la zona tuvo carencias, pero con la pandemia y ahora con la crisis se notó mucho más. Acá en el sector la mayoría de la gente es trabajadora, pero vive de changas y la situación actual les sacó mucho trabajo del que realizaban para poder vivir y hoy tienen que pedir para poder comer”, resaltó Albornoz.
El mayor grado de vulnerabilidad lo tienen las ciudades y la de Córdoba no es la excepción. Los barrios de clase media baja fueron los que más sufrieron la inflación, con índices altísimos de desempleo post pandemia, trabajos informales o salarios maltratados por la crisis. Las zonas carenciadas se incrementan y la pobreza se multiplicó por miles dando lugar a otros problemas como la suba de la delincuencia y el narcomenudeo.
Daniel Martínez es titular de la ONG “La Botellita”, a través de la que brinda asistencia a ocho comedores de la seccional quinta de la ciudad. Su sede está en barrio Maldonado y asiste a centros ubicados en Müller, Bajada San José, 60 cuadras, Renacimiento y Campo de La Rivera. Estima que da de comer a 380 personas todos los meses.
El trabajo de la ONG no solo se ocupa de brindar alimento, sino que también brinda capacitación a los comedores en su manera de cocinar, administrarse y trabajar. Para abaratar costos fabrican el pan y las pastas y enseñan cómo hacerlo.
“Cada vez es más gente la que nos pide ayuda y lamentablemente recibimos menos. Los grandes supermercados tiran toneladas de comida y no podemos hacer nada para que de alguna manera nos llegue un poco, el Banco de Alimentos no responde a nuestros pedidos y con la grieta en la política las clases pudientes dejaron de colaborar como lo hacían antes”, afirmó Martínez.
En barrio Maldonado “La Botellita” hace talleres de costura, cocina y hasta de soldadura, con los que intentan enseñar la manera de que la gente pueda subsistir sin tener que pedir, pero asumen que el incremento de los costos de los servicios y los insumos hace que todo sea cuesta arriba.
En este momento están formando criaderos de codornices. Afirma que “el huevo de esta clase de ave es muy nutritivo, ayuda a la buena alimentación y también permite el ahorro de un alimento tan costoso en este momento, como lo es el huevo de la gallina”.
"La droga está haciendo estragos en este sector, no miren a Rosario; acá en Córdoba lejos del centro tenemos lo mismo”, concluyó el titular de “La Botellita” que trabaja en el sector desde el 2003.
Teléfonos para colaborar
Las Petaquitas: 351- 6376363
La Botellita: 351- 2741688
Informe de Martín Bonansea.
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