Justicia provincial
10/12/2021 | 06:00 | Una joven, que había sufrido severas lesiones en el rostro, había apuntado contra uniformados de la ciudad de Córdoba. El fiscal desechó la acusación y ahora la va a imputar.
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Archivan denuncia por supuesto violento abuso policial
Lara Valentina Acuña y Sergio Mariano Bordón fueron noticia hace menos de un mes, el pasado 12 de noviembre, cuando denunciaron que acababan de ser víctimas de un grave episodio de violencia policial en la ciudad de Córdoba.
En la presentación patrocinada por el abogado Jorge Sánchez del Bianco, la pareja aseguró que esa madrugada viajaba en moto por calle Independencia al 1100, de Nueva Córdoba, momento en que habían sido frenado por un grupo de patrulleros, cuyos policías los obligaron a frenar y a bajarse, para luego comenzar a golpearlos.
La joven presentaba un rostro desfigurado: doble fractura de maxilar, labio cortado y pérdida de piezas dentales.
La difusión de esas imágenes causaron impacto.
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Pero desde un primer momento, tanto el fiscal Rubén Caro como la propia Policía, fueron cautos. Las cámaras de los móviles y las del 911 no mostraron ninguna imagen para corroborar semejante acusación. Pero el interrogante estaba abierto: no había dudas de que Lara presentaba una herida de importancia, aunque nadie podía precisar cómo había ocurrido todo.
Fue entonces que la fiscalía encaró un trabajo a dos puntas con la Dirección de Investigaciones Operativas (DIO), de la Policía Judicial, con la idea de tomar distancia de la Policía provincial, señalada en toda esta historia.
Los detectives comenzaron a buscar testigos y, al mismo tiempo, a buscar y cotejar las diferentes cámaras de seguridad.
Mientras Lara y Sergio (él tiene antecedentes penales) insistían con la denuncia del abuso policial, los primeros testimonios los contradecían.
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"Estaba enfocando con la cámara de mi teléfono, uno de los policías me propina un golpe a la altura de mi boca con su cachiporra, de tal entidad que incluso provocó que el casco que llevaba puesto se partiera al medio... me caí al suelo, golpeándome la cabeza contra el asfalto y, tendida en el suelo, sentía cómo los policías continuaban propinándome golpes con la cachiporra y pegándome patadas en mi espalda y en mi costado derecho", denunció la mujer. El relato luego fue repetida por ella ante diferentes medios de prensa.
Sergio también habló de maltraros policiales, pero desde un comienzo incurrió en una serie de contradicciones que hizo que los investigadores judiciales sacaran la lupa de la duda: dijo que habían ido a visitar a unos amigos a barrio Ciudadela, luego que en realidad habían ido a Nueva Córdoba; negó haber bebido algo esa noche y que no habían frenado en ningún lugar, pero los peritajes médicos indicaron que tenían una importante cantidad de alcohol en sangre.
Los testigos, en tanto, comenzaron a coincidir en que el primer patrullero llegó cuando los motociclistas ya estaban en el suelo, que Sergio en un comienzo gritaba que alguien les había tirado un piedrazo, que luego cambiaba de relato y aseguraba que dos motochoros los habían encerrado. Lo describieron eufórico, como alcoholizado.
"Se notaba que tanto el chico como la chica estaban muy nerviosos, además de estar muy borrachos", agregó una testigo, quien aseguró que en medio del barrullo que se armó en la calle cuando los motociclistas cayeron al suelo y comenzaron a llegar los policías, se acercaron dos jóvenes, a los que no identificó, quienes comenzaron a decir que en realidad los dos motociclistas golpeados habían intentado asaltarlos a ellos momentos antes, según consta en la causa.
"En ningún momento observé que personal policial agrediera a estas personas, ni siquiera vi que los trataran mal o los tocaran. Al contrario, vi que estaban ocupándose de la situación y que después llegaron otros móviles policiales", agregó otro testigo.
En el mismo sentido, se fueron incorporando más testimonios: "Se los veía a los dos muy mal, como muy fuera de sí y muy alcoholizados. Ella continuó sacando fotos mientras que los policías estaban parados, es decir, realmente no les estaban haciendo nada"; "Varias personas que pasaban por ahí se acercaron para ayudarles y tranquilizar al chico que estaba muy alterado"; "...gritaba que momentos antes se había bajado un sujeto de un auto y que les había querido robar tirándoles una piedra".
Pero esto no fue todo. La investigación continuó avanzado y días después fue ubicado un testigo que dijo haber visto todo. Dijo que iba en una camioneta, adelante de la moto, cuando observió que desde una vereda de calle Independencia, entre los vehículos estacionados, se asomó un joven que arrojó una piedra o baldosa en contra de los motociclistas. A través del espejo retrovisor, agregó, advirtió cómo la moto perdía equilibrio, por lo que frenó para auxiliarlos.
Ante estos dichos, los policías comenzaron a rastrear nuevas cámaras de seguridad, hasta que dieron con la de una cochera privada. En las imágenes, consta en la causa, se observa como un joven de remera blanca de mangas cortas y pantalón oscuro salía corriendo, "como escapando de una situación complicada", para luego regresar, a los pocos segundos, con una piedra en la mano. En la filamción se pierde el momento en el que se presume que había arrojado el objeto contundente en contra de los motociclistas. "Seguidamente, a escasos segundos" se observa una moto azul con una persona que iba sentada en el lugar del acompañante, parcialmente caída hacia atrás, arrastrando su cuerpo sobre la calle".
Por todos estos elementos, el fiscal Caro sostiene que se podría inferir que Lara habría sufrido un ataque con un elemento contundente mientras se conducía en moto, lo cual la hizo caer al piso generándole todo ello las heridas sufridas.
Caro ordenó el archivo de la denuncia por supuesto abuso policial, ya que la considera falsa, pero ya abrió un nuevo expediente: ahora la pareja será investigada por el delito de falso testimonio.
Ahora bien, ¿por qué habrían mentido? Aún no hay una respuesta clara, pero sí hipótesis. En línea a cómo había sucedido el ataque, surgen dos ideas: un episodio de brutalidad sin ningún motivo o acaso una venganza por un intento de robo que habrían cometido los motociclistas.
Informes de Juan Federico y Francisco Centeno.
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