Volvieron a clases en la única escuela de la Antártida

Quince chicos, de entre 3 y 16 años, comenzaron este lunes las clases en la única escuela del continente antártico que funciona en la Base Esperanza, con un correntino y una jujeña a cargo.

El docente correntino Denis Barrios y su esposa, Soledad Ataola, están a cargo de la Escuela Nº 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”.

La institución cumple este ahora 25 años desde su inauguración. Forma parte del sistema educativo de la provincia de Tierra del Fuego.

El matrimonio de docentes, Denis y Soledad, vive junto a su familia en Río Grande.

Soledad tiene 41 años y su esposo Denis Barrios, profesor de Educación Física, 46. En 2021 ganaron el concurso provincial del que participaron otras nueve parejas y este año tienen el desafío de dar clases a un grupo de diferentes edades y orígenes, del que también formarán parte sus tres hijos.

"Vamos a contar con 7 niños y 8 adolescentes. Ayer la sensación térmica llegó a 27 grados bajo cero y se suspendieron por el viento por ráfagas de 123 km por hora. Tenemos indumentaria necesaria para venir a clase soportar el frío y una vez adentro nos sacamos los abrigos y seguimos", detalló a Cadena 3.

La Base Esperanza está ubicada en punta Foca de la bahía Esperanza, en la península Trinidad, a unos 1.100 kilómetros de Ushuaia y a cerca de 3.200 de Buenos Aires.

La temperatura media en la zona es de 5 grados bajo cero, con mínimas históricas de hasta 30 grados bajo cero. 

"Ellos lo viven super entusiasmados no remolonean vienen entusiasmados les gusta participar y nos vamos conociendo de a poco. Saludamos a la bandera por la mañana y ellos están presentes todos, no falta ninguno y trabajan bien, el frío no es un condicionante, la escuela tiene calefacción, ellos vienen con ropa cómoda", agregó Soledad.

"No estamos pensando en volver. Estar aquí en este lugar es maravilloso, es ver el viento, la nieve. Estamos orgullosos de poder estar aquí y somos privilegiados de la vida de poder vivir esta experiencia", concluyó.

Entrevista de Miguel Clariá