La historia de Ramón Sosa, “el demonio paraguayo”

Estamos en condiciones de afirmar que Talleres, una vez más, tiene un futuro crack entre sus filas. Con apenas 23 años y dos temporadas en el fútbol argentino, es uno de los mejores delanteros de la Copa de la Liga 2023. Hace cinco años no lo conocía nadie, pero hoy es uno de los grandes argumentos del “Matador” para ilusionarse con pelear el campeonato.

Ramón Sosa llegó a Talleres a fines de enero de este año, como un refuerzo más. Había llamado la atención en Gimnasia, sin ser nada del otro mundo. Y antes de eso había defendido las camisetas de Olimpia y el River Plate paraguayo. Pero el origen de su talento se remonta a un lugar muy humilde: una casita de campo en la localidad de Canindeyú, a 260 kilómetros de Asunción de Paraguay.

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Ramón Sosa nació el 31 de agosto de 1999 en el seno de una familia trabajadora. Sus papás se dedicaban a la agricultura y él aprendió desde muy chico distintas tareas del campo, aunque siempre que podía se escapaba un rato a jugar al fútbol. Años más tarde, ya como futbolista de Olimpia, se dio el gusto de regalarle a su familia una nueva casa, pero antes de ello tuvo que trabajar muy duro para cumplir su sueño.

Siempre fue rápido, desequilibrante y atrevido con la pelota en los pies, pero su cuerpo era un punto débil. Era muy flaquito, con poca fuerza, y sufría las patadas de los rivales como pocos. Aún así, su talento le valió una etapa en las inferiores de Lanús y el debut profesional en su país natal, con la camiseta del River paraguayo. Más tarde llegó a Olimpia, un grande de su tierra, donde también supo ganarse su lugar. Con 53 partidos y 6 goles en el fútbol paraguayo, “Sosita” tuvo la gran chance de su vida: dar el salto al fútbol argentino.

Néstor “Pipo” Gorosito, que lo había dirigido en Olimpia, fue quien lo pidió como refuerzo de Gimnasia de la Plata a principios del 2022. Sosa se adaptó rápido al fútbol argentino, cumplió con lo esperado en el “Lobo”, y llamó la atención de Belgrano y Talleres, dos de los clubes más grandes del interior del país. La pulseada la terminó ganando Andrés Fassi, y “Ramoncito” se mudó de La Plata a barrio Jardín.

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Fue una de las compras más caras en la historia de la T, que desembolsó 2,3 millones de dólares por el 70% de su pase. La idea era que fuera el reemplazante de Diego Valoyes a mediano plazo, pero rápidamente demostró que estaba para más que un buen suplente.

Sosa se ganó el puesto en el planteo del “Cobija” Gandolfi y sorprendió a todos en la Liga Profesional, durante el primer semestre de 2023. Talleres peleó el título con River hasta el final y terminó el campeonato como el equipo más goleador. Sosa fue uno de los protagonistas de la campaña, con 4 goles y 4 asistencias.

Como todo delantero desequilibrante y diestro, prefiere jugar por la banda izquierda, para poder encarar hacia el centro y quedar perfilado para rematar y convertir o aportar un centro o pase filtrado para la diagonal de un compañero. En el medio del certamen tuvo dos lesiones, pero regresó al nivel de siempre, como si fuera un “joven veterano” de 23 años.

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Después del subcampeonato, el mercado de pases de Talleres preocupó a más de un hincha. Michael Santos y Diego Valoyes, figuras del equipo, se fueron de la institución y el ataque perdió potencia. Fassi prometió que el equipo seguiría siendo competitivo, y Ramón Sosa fue declarado intransferible como prueba de ello.

El 19 de agosto de 2023, en La Plata, Talleres inició la Copa de la Liga con una gran pregunta: ¿cómo le iría al equipo sin sus grandes figuras? Y en medio de esa incertidumbre, el paraguayo se despachó con un doblete para empezar a resolver ese problema.

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Sosa enfrenta ahora el mismo desafío que en su momento encararon Rodrigo Garro, Diego Valoyes, Piero Hincapié y Facundo Medina. Necesita fortalecer su cuerpo, aumentar la masa muscular, para soportar mejor los golpes, los roces y el cuerpo a cuerpo. Es uno de los jugadores que más faltas recibe y, a veces, como sucedió con Godoy Cruz, una paralítica lo puede sacar de la cancha a poco de iniciado el juego.

El talento del paraguayo es innegable, y más de un club extranjero ya levantó el teléfono para consultar por él. A lo largo de la gestión Fassi, es sabido que las jóvenes promesas se compran barato y venden caro, aunque el hincha albiazul los pueda disfrutar poco tiempo. Mientras tanto, Talleres disfruta de la velocidad y los goles de Ramón Sosa, un auténtico “demonio paraguayo”.