Hallazgo arqueológico
25/03/2025 | 11:50
Redacción Cadena 3
La tumba de Tutankamón, hallada en 1922 por Howard Carter en el Valle de los Reyes, se mantiene como un valioso depósito de información sobre el antiguo Egipto. Si bien los objetos más llamativos, como la famosa máscara de oro y los amuletos, fueron documentados extensamente, algunos elementos más simples quedaron en la penumbra… hasta ahora.
Recientemente, el Dr. Nicholas Brown de la Universidad de Yale lideró un estudio que sugiere que ciertos objetos considerados irrelevantes en la tumba podrían ser clave para entender antiguos rituales funerarios. Por ejemplo, platos de barro y bastones de madera, situados junto al sarcófago del faraón, ofrecen nuevas perspectivas sobre los ritos egipcios.
Tradicionalmente, los arqueólogos pensaron que los platos de barro eran simplemente utilitarios. Sin embargo, el Dr. Brown plantea que estos recipientes cumplían un rol ceremonial vinculado al «rito funerario osirio». Creando a partir del barro del Nilo, se utilizaban para verter agua pura en libaciones dedicadas a Osiris.
La ceremonia consistía en derramar agua sagrada del Nilo, simbolizando la resurrección del faraón, sustentada por la creencia de que el río tenía el poder de revivir a los difuntos. Este rito revela una conexión profunda entre Tutankamón y el culto a Osiris, el dios egipcio del inframundo, crucial en el pasaje hacia la vida eterna.
Los bastones de madera, agrupados junto a la cabeza del sarcófago, adquirieron un nuevo significado a raíz del estudio del Dr. Brown. Estas piezas podrían estar relacionadas con el mito del «Despertar de Osiris», donde se cree que el dios resucita gracias a bastones colocados tras su cabeza.
Aunque este rito se asocia principalmente con la Dinastía XIX, el estudio sugiere que Tunankamón, de la XVIII Dinastía, podría haber sido pionero en su implementación, lo que despierta interrogantes sobre el origen y la evolución de estas prácticas funerarias.
Otra teoría del Dr. Brown vincula los bastones con el «hechizo de las cuatro antorchas», donde cuatro portadores iluminan el trayecto del rey hacia la otra vida. Según esta hipótesis, las antorchas se extinguirían en los platos de barro con «leche de vaca blanca», representando la purificación del faraón antes de su travesía al inframundo.
Este descubrimiento resalta lo mucho que aún queda por aprender sobre el antiguo Egipto, a pesar de los más de 100 años desde que se descubrió la tumba de Tutankamón. Objetos anteriormente ignorados ahora revelan rituales que son fundamentales para comprender la rica cosmogonía egipcia y su complejidad en las creencias funerarias de la época.
El trabajo del Dr. Brown, publicado en el Journal of Egyptian Archaeology, demuestra que incluso los elementos más humildes pueden ocultar secretos trascendentes sobre la vida y la muerte en el antiguo Egipto. A medida que los estudios avanzan, es probable que surjan nuevas interpretaciones, enriqueciendo nuestra comprensión de esta fascinante civilización.
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