El Gobierno intentará modificar el clima cambiario

El peso argentino ha dejado de ser moneda de ahorro: los pocos que pueden ahorrar no guardan la moneda, sino que buscan capitalizarse comprando dólares o algún bien durable (como autos), pero quedarse en pesos, para nada.

El problema es que ahora el peso dejó de ser referencia de precio y eso se debe a la brecha cambiaria: la diferencia entre el valor oficial del dólar y el del dólar blue o los dólares financieros.

¿Por qué?

La mayor brecha aumenta las expectativas de devaluación y eso presiona a la suba de precios futuros, porque al no haber referencia en el costo de reposición, quien vende especula a cuánto tendrá que recomprar su stock.

Por eso no hay precios de productos para la construcción en los corralones, por ejemplo.

Por esa razón, el Gobierno quiere anclar la inflación y bajar la tensión cambiaria.

Lo intenta con medidas que no dan pie con bola.

El “supercepo” que anuló la compra de los 200 dólares para más de 3,5 millones de argentinos no logró los resultados.

Esta semana anunció la suba de un punto en la tasa de interés de los plazos fijos que no movió el amperímetro de expectativas.

Ante esto, el ministro Martín Guzmán prometió el viernes en el Coloquio de Idea un plan creíble de sustentabilidad fiscal y monetaria, auditado y avalado por el Congreso y el Fondo Monetario Internacional.

1) Emisión de pesos controlada, con un sistema de metas (ya usado por Prat Gay, por ejemplo).

2) Flexibilización para la compra de dólares financieros (CCL, MEP), que cerraron en 165 pesos. La idea es que bajen.

3) Control de importaciones (los que quieran importar más de 50.000 dólares deberán informarlo; antes eran 500.000).

4) Reactivación del proyecto de ley avalado por el Consejo Agroindustrial Argentino.

Con escasas –y ocultas- reservas en el Banco Central, el Gobierno intentará capear el temporal económico cuyo pronóstico anuncia chaparrones y fuertes vientos para esta semana. 

Se verá esta semana la destreza y eficacia del piloto de tormentas.