En primera persona: así es pilotear un anfibio hidrante

Juan Ausello está al frente de una tarea difícil y a la vez cargada de responsabilidad: es uno de los pilotos del avión hidrante anfibio que tiene la provincia de Córdoba y que en los últimos días fue protagonista de los duros focos de incendio que vive el territorio.

Perteneciente a la Dirección Aeronáutica de Córdoba, Ausello pilota el AT-802 Fire Boss que la Provincia adquirió en 2018. En diálogo con Cadena 3, explicó cómo funciona y la forma en la que trabaja.

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El piloto explicó que el avión baja sobre espejos de agua –en el incendio que ocurrió en Tanti recargó en el Lago San Roque- y allí se mantiene a una velocidad de 100 kilómetros por hora. Es en ese momento que a través de una especie de caños llamados scoops carga el agua, que sube sola directamente, por la presión.

“Carga en agua el equivalente a 32 pasajeros con su equipaje, no es un avión chico. Lleva la mitad de lo que llevan los canadienses más famosos, que cuestan 36 millones de dólares y cuesta 3. Córdoba tiene aviones que son tecnología de punta”, describió sobre el avión que compraron desde la Provincia en Estados Unidos y por el que tuvo que hacer un curso junto a otros dos pilotos en Valencia, España.

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El avión tiene capacidad para dos personas, por lo que ellos mismos formaron a otros dos pilotos en Córdoba.

Sobre el proceso de combate de incendios, detalló: “Primero sobrevolamos la zona y localizamos lugares seguros para la descarga. Vamos al requerimiento del bombero en tierra, porque el avión no apaga prácticamente el incendio, sino que somos una herramienta más del bombero. Una vez que hacemos la descarga, ellos pueden avanzar a la cabeza del incendio. A veces no hay mucho viento y podemos frenar esa cabeza, pero lo ideal es ir apoyando”.

El agua esa arrojada entre los 5 y 20 metros de altura, algo que depende de factores como el follaje. Si es muy denso el combustible porque hay árboles, tiran desde más arriba para que caiga más en forma de lluvia. Si es pastura, lo hacen desde más abajo.

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“Es como el juego del gato y el ratón. Hay que estar súper atentos y tratamos en lo posible evitar meternos adentro del humo. Vamos hacia atrás y hacia adelante. Tenemos que evitar obstáculos como antenas o postes, que en las sierras hay muchas. Si hay varios aviones nos avisamos”, subrayó.

El avión tiene una autonomía de cuatro horas de vuelo y sólo trabaja con la luz solar. Hicieron algunas pruebas nocturnas, pero es “casi imposible” por las características del terreno, ya que las serranías y quebradas lo hacen peligroso.

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Finalmente, valoró: “Es algo que apasiona, nos llena de orgullo hacer el trabajo bien. Nos llena el espíritu saber que un incendio se apaga, que les fuimos útiles a los bomberos. La Dirección General de Aeronáutica de Córdoba es prácticamente la única que tiene esto en el país, en otros lugares lo aporta el Estado nacional”.

“Tenemos que cuidar las 3 millones y medio de hectáreas en riesgo. Estamos abocados a las serranías de Córdoba, un pulmón muy importante no sólo para el aire sino porque en las lluvias actúa como una gran esponja que absorbe el agua y permite tener vertientes y ríos”, cerró.

Entrevista de Gustavo Vinderola.