Buenos Aires en 48 horas: conocé una experiencia turística exprés

“Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires”, dicen. A juzgar por lo linda que está, el refrán podría transformarse en un nuevo mandamiento. Cadena 3 Rosario la recorrió a través de los ojos de Lucas Correa en modo opción de fin de semana para cumplir con el desafío: conocer “Buenos Aires en 48hs”.

Almuerzo en Puny, alta cocina en calle Corrientes

Si la idea es comer rico y abundante, estar en plena calle Corrientes rodeado de teatros y a menos de 100 metros del icónico Obelisco de Buenos Aires, Puny es la opción. A nada de los teatros Lola Membrives, Multiteatro Comafi, El Broadway, Metropolitano y el Picadero. ¿El fuerte? La pasta, aunque ofrecen mucho más. Atiende de lunes a viernes de 11 a 1 los y sábados hasta las 2.

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El Palacio Barolo: un equilibrio perfecto entre historia y arquitectura

Ubicado en Avenida de Mayo, en el corazón de la historia del país, entre Casa Rosada y el Congreso de la Nación, es un edificio histórico que llegó a ser el más alto de Latinoamérica.

La construcción empezó en 1919 y terminó en 1923. Toda la obra está basada en la Divina Comedia de Dante Alighieri y se plasma en el diseño, tanto de interior como de su exterior.

Por dentro, a través de símbolos y adornos sofisticados se ingresa al “infierno”. A medida que se sube el edificio empieza a tener menos carga y escaleras más angostas. El final es el paraíso, al que se llega liviano, alto, con un premio hermoso que es una vista espectacular, caminando por escaleras estrechas. Cada paso tiene detalles relacionados con la obra del Dante y merece ser recorrido con guía para no perderse nada.

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Días y costos:

Vista diurna: $ 4900.

Visita nocturna: $ 6500 (de 19 a 20:30, incluye tapeo)

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Bestial Sky Bar: gastronomía con una vista soñada

Los bares en terrazas de rascacielos en Buenos Aires están pisando fuerte. Más allá de los del centro histórico, en otros puntos de la ciudad el turista puede encontrarse con lugares increíbles. Así sucede con Bestial Sky Bar, ubicado en el barrio de Palermo ubicado en un piso 11, a 40 metros de altura sin construcciones altas a su alrededor, lo que permite ver buena parte de la ciudad en 360 grados.

Aquí la propuesta gastronómica variada se combina con una estética con guiños a la película “Laberinto del fauno”, por lo que cada rincón es un festival para los ojos y para hacer fotos y videos.

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Buenos Aires desde el Río de la Plata

Una manera distinta de recorrer y conocer CABA es a través de los catamaranes de Sturla Viajes. Una empresa con 76 años de trayectoria que recorre las costas de la ciudad y le permite al turista llevarse postales de Buenos Aires.

Ver Puerto Madero desde su lugar menos conocido, aprender del Río de la Plata y sus dimensiones e historias. Y de yapa, cruzarte en el puerto con embarcaciones históricas como el rompehielos Irizar o la Fragata Libertad.

El viaje dura 40 minutos por lo que se pueden rápidamente seguir recorriendo otros lugares a su regreso. Cabe destacar que la empresa tiene otros trayectos en zona de El Tigre y cruces a la isla Martín García, tanto para familias como en plan educativo.

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El Patio Rodrigo Bueno: urbanización y transformación de un barrio popular

En el barrio Rodrigo Bueno, ubicado a muy pocos metros de la reserva ecológica, pegado a Puerto Madero viven 2665 personas en un total de 563 viviendas, de acuerdo con el censo realizado en 2016 por el Instituto de Vivienda de la Ciudad.

En 2017, por Ley, se dispuso la reurbanización, zonificación e integración social, cultural y urbana del lugar.

Entre los puntos del proyecto, vuelto realidad, se concretó el Patio Rodrigo Bueno, en el que se puede ir a comer a precios populares alimentos producidos por sus habitantes.

Dada la composición del barrio, surgido a partir de un fuerte flujo migratorio, los platos mayormente son típicos de Bolivia, Paraguay, Perú y otros puntos de Latinoamérica y la mejor manera de no perderse ninguno es pedir un multiplato en el que las cocineras arman una especialidad de cada casa y la suman para que el paladar se vuelva loco.

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La Vivera: plantas autóctonas por mujeres del barrio

Pegado al patio de comidas el turista puede visitar “La Vivera”, en el que 14 mujeres organizadas en una cooperativa producen plantines y hortalizas para la venta, a precio accesible, con un cuidado extremo y sin uso de productos tóxicos.

 Con una fuerte impronta en plantas autóctonas, el proyecto tiene un triple impacto que incluye el social, el económico y el ambiental. La entrada es libre y gratuita.

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Una vuelta a la historia en el Buenos Aires Museo

A una cuadra de plaza de Mayo, en el corazón de la ciudad, el Buenos Aires Museo se vuelve una gran opción para empezar a adentrarse en la ciudad y saber durante la recorrida, por qué lugares el turista está caminando.

Valorar y dimensionar la historia de cada rincón y entender a través de animaciones y objetos cómo nació la ciudad más importante del país.

Al comienzo de la nota se dijo que “Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires”. En el BAM, como se conoce al museo por sus iniciales, queda demostrado a través de su recorrida que no hay dudas de eso, incluyendo los fenómenos de la radio, televisión y rock del que también tuvieron su gran explosión en la ciudad, pese a ser un fenómeno nacional. La recorrida puede ser guiada y además cuenta con códigos QR en todos sus sectores para utilizar la audioguía. Esto y pantallas y objetos interactivos hacen la visita un atractivo especial.

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Días y costos: Lun, mié, jue y vie, de 11 a 19 h. Sáb, dom y feriados, de 11 a 20 h. $100 la entrada.

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Francisca del Fuego y todas las pizzas de Buenos Aires

Buenos Aires es clásica -entre muchas otras cosas- por sus pizzas. A las propuestas de siempre se les ha sumado la pizza orgánica y liviana que ofrece, por ejemplo, Francisca del Fuego, un local ubicado en Palermo.

Hablamos de pizzas de masa madre, livianas y con buen piso y borde. Una de las más tentadoras es “No me olvidé”, con mozzarella, parmesano, cebolla caramelizada, provoleta de cabra, ciboulette y aceite de oliva, por citar un ejemplo. Pero hay mucho más.

El local forma parte de un continuo de sitios pegados que ofrecen distintas opciones por lo que el turista, tanto antes como después de comer, puede recorrer y conocer otras propuestas a las que, por supuesto, puede acceder. Desde boliches para los más jóvenes hasta bares clásicos para los más grandes. Planes tanto para amigos como para ir en pareja, e inclusive sólo.

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