"El curandero para el gremio desapareció, pero tiene una gran vigencia", advirtió un médico mexicano

“La gente, todos, tenemos principio de realidad: observamos aquello que nos sucede después del tratamiento, y si no sirviera ya hubiera desaparecido. ¿Sugestión? Claro que sí, pero por qué no aceptar que la sugestión es positiva”. Con esa frase se sintetiza la visión de Roberto Campos Navarro, un mexicano con una amplia capacitación académica pero que es visto como un “médico exótico” por sus colegas.

“Tengo fundamentación con estudios históricos de México y toda América latina sobre empacho y mal de ojo. También de otras enfermedades como el susto, que tiene un origen americano, es de nosotros. El dialogo con mis colegas es difícil, me ven como un raro”, dijo en diálogo con Jonatan Raimundo y Mirta Andrín en Una mañana para todos por Cadena 3 Rosario.

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Del 12 al 17 de septiembre, la Universidad del Gran Rosario (UGR) recibió al médico cirujano (Unam), Especialista en Medicina Familiar (IMSS-Unam), Magíster en Antropología Social (Enah), Doctor en Antropología Social (Unam), entre otras, para un seminario de su posgrado.

Además, este sábado tuvo un encuentro en la Universidad con curadores y curadoras y comunidad en general para intercambiar ideas referidas a su campo de estudios.

“Son tratamientos que corresponden a la medicina doméstica, hogareña, casera, no ha sido reconocido, en todos nuestros hogares existen estas terapias que hemos llamado enfermedades mal de ojo, insolación, empacho”, expresó Campos Navarro.

En esa línea, amplió: “Lo que he trabajado documentalmente sobre la medida de la cinta es que es eficaz. No sabemos por qué, pero eso es lo que da continuidad a su uso. No tengo explicación desde el punto de vista científico, pero lo importante es la eficacia del tratamiento”.

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Sobre la figura de los “curanderos” o “curadores”, los consideró “colegas” aunque propuso algunos criterios de diferenciación, análogos a la medicina académica.

“También tenemos charlatanes. Debe haber un control saber la legitimidad que tiene cada uno de estos curadores, el más sencillo es aquel que dice ‘no me dé nada’. Si exageran en la cuestión mercantil, ahí yo entraría en duda, igual que nuestros colegas médicos académicos que a veces tienen tarifas excesivas. En ese sentido, uno debe buscar que exista legitimidad comunitaria, vecinal, de la persona que lo hace”, sostuvo.

Respecto a la resistencia de muchos de sus pares a admitir este tipo de tratamientos o curas, Campos Navarro lo atribuye tanto al miedo que produce el desconocimiento como a defectos de formación.

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“Ignorancia y desconocimiento, no ha habido un acercamiento serio, respetuoso hacia nuestros colegas curanderos, siempre pensamos que son superchería, durante muchos años la Iglesia los persiguió con la inquisición, hay una fundamentación histórica, he demostrado a mis colegas que no es reconocida. Toda la gente lo hace”, declaro el médico azteca.

Y concluyó: “Hay, en general, un desconocimiento a terapias que antes se utilizaban, los médicos de finales del siglo XX sabían de plantas medicinales, estudiaban botánica médica. A partir de los años 20 y 30, crece la industria farmacéutica y todo se reduce a pastillas e inyecciones. Tenemos un problema en la cuestión formativa”.