La bebé del antojo

A poco ya de emprender con este proyecto se hizo conocida en el barrio. Su heladería es un referente, un punto seguro, y muchos niños y vecinos del barrio se acercan a diario a comprar su cono de helado. Ese heladito que les genera un momento de felicidad y satisfacción en el día.

Y desde hace algo más de una año, Alicia recibe en su heladería, no sólo a niños. Concurren también personas de todas las edades, que buscan en un helado, pasar un momento feliz en el día. Algunos hasta son recurrentes, como una vecina embarazada, que concurre casi a diario, y ya es parte de su rutina pasar y charlar, aunque sea un rato con Alicia.

Y esa relación se ha ido afianzando, tanto, que, ella un día llegó en un remis, y bajó, un poco cansada. Alicia la notó algo rara, ya que vio que no tenía una buena cara, y para su asombro, tras consultarle si estaba bien, la clienta le cuenta: “Estoy yendo a tener el bebé, pero primero tenía que pasar a comprarte el helado de todos los días”. Sí, estaba a punto de parir, y en lugar de ir corriendo al hospital, estaba antojada del “heladito de todos los días”. Y así, dolorida, con contracciones, y con las emociones a flor de piel por lo que estaba por suceder, no quería renunciar a lo que estaba acostumbrada a hacer a diario: un antojo, casi como capricho.

Días después, la vecina volvió ya con su bebé, a presentarla. Es una nena y se llama Olivia.

Olivia ya tiene 11 meses, y al igual que su mamá es fanática del helado. Ahora juntas pasan a tomar su helado como todos los días. Y ya Olivia toma su propio conito, que Alicia prepara gustosa para ella.

Momentos y anécdotas que quedarán por siempre guardados en la heladería de Alicia.