Salud y bienestar
11/03/2025 | 17:57
Redacción Cadena 3
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La ciencia del sueño: consejos de expertos sobre la siesta y el descanso
Dormir bien es clave para la salud y el rendimiento diario, pero ¿qué pasa con la siesta? ¿Es un lujo, una pérdida de tiempo o una herramienta poderosa? Para despejar estas dudas, Ana Paula Cortés, médica neuróloga del Hospital Privado, diplomada en Medicina del Sueño (matrícula 33.436), y Diego Golombek, biólogo y experto en cronobiología, la ciencia que estudia los ritmos biológicos hablaron con Cadena 3.
Ambos coinciden en que la siesta, bien utilizada, puede ser un aliado invaluable, mientras que el sueño nocturno sigue siendo insustituible.
En diálogo con Cadena 3, Ana Paula Cortés desmitificó la idea de que dormir siesta es tiempo perdido. “Es al revés, es un tiempo muy bien invertido porque tiene un efecto restaurador, tanto en lo cognitivo como en lo físico”, afirmó. Sin embargo, no cualquier siesta sirve. “Lo ideal es que sean cortas, entre 15 y 30 minutos. Eso es lo que está demostrado que produce bienestar en la salud”, explicó. Siestas más largas, advirtió, pueden tener el efecto contrario: “Uno se levanta aturdido, embotado, con más somnolencia”.
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/Fin Código Embebido/El horario también importa. “No debería ser más allá de las 13 a 15 horas”, señaló Cortés, ya que dormir tarde puede interferir con el descanso nocturno y desencadenar insomnio. ¿Y cuántas horas deberíamos dormir en total? “Entre 7 y 8 horas es lo sugerido, pero no es solo cantidad, sino calidad”, aclaró. La siesta, enfatizó, no reemplaza el sueño de la noche: “No es matemático. Si dormís 6 horas a la noche, agregar media hora a la tarde no compensa del todo”.
Cortés también alertó sobre los hábitos de los argentinos: “Hay encuestas que demuestran que dormimos mal y poco”. Esta insuficiencia, dijo, puede afectar la salud mental, la memoria, el estado de ánimo y hasta el sistema inmunológico y cardiovascular. Para mejorar el descanso, recomendó un ambiente confortable —sin ruido, oscuro, con un buen colchón y almohada—, horarios regulares y evitar actividades como trabajar o ver televisión en la habitación.
Por su parte, el biólogo y divulgador especializado en cronobiología, reforzó la importancia de la siesta bien dosificada. “A todos nos agarra cansancio después del mediodía o de las 2 de la tarde, y eso es normal. El cuerpo tiene que recuperar energías”, afirmó. La clave, coincidió con Cortés, está en la duración: “La siesta que garpa es la poderosa de 20, 30, como mucho 40 minutos. Una siesta larga tiene un efecto rebote que nos da más sueño y hasta nos despertamos de mal humor”.
Golombek también destacó el peso cultural. En regiones tropicales, donde el calor obliga a parar, las siestas tienden a ser más largas, aunque no sean lo ideal. En cambio, en países como Japón, algunas empresas promueven siestas cortas para aumentar la productividad. Sin embargo, insistió: “La siesta no reemplaza al sueño nocturno”. Si la falta de sueño nocturno es crónica —menos de 7 horas para adultos, 8 o 9 para adolescentes, y 9 o 10 para niños—, una siesta no basta para compensar los efectos en la salud y el rendimiento.
Entre sus consejos, Golombek ofreció un truco ingenioso: el “napuchino” o “capunap”. “Tomate un café antes de la siesta. La cafeína tarda un rato en actuar, pones el despertador a los 30 minutos y te levantás con el efecto refrescante de la siesta y el empujón del café”, explicó. Y para quienes no logran dormir, sugirió exponerse a la luz natural: “Es la nafta del reloj biológico y ayuda a seguir adelante”.
Informe de Matías Arrieta y Fran Vidal.
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