Alfonsín, convertido en un arma arrojadiza por Milei

Sergio Suppo

La reciente visita de Javier Milei dejó una polémica en el aire, más allá de su extenso discurso sobre economía. Lo que ha captado la atención es su referencia despectiva hacia Raúl Alfonsín, quien es recordado como el padre de la democracia en Argentina. Milei no sólo cuestiona esta imagen, sino que lo asocia con la crisis que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001. Esta declaración ha generado una reacción inmediata en el radicalismo, que se encuentra dividido y golpeado por las decisiones de sus dirigentes respecto al gobierno de Milei.

El radicalismo enfrenta un dilema, ya que algunos de sus miembros desean colaborar con el actual gobierno, mientras que otros se oponen. Esta división se agrava por la ruptura con el PRO, que anteriormente formaba parte de la coalición Juntos por el Cambio. El PRO también muestra signos de división, con sectores que buscan asociarse a Milei y otros que se distancian, como es el caso de Patricia Bullrich, quien ha abandonado el partido para unirse a La Libertad Avanza.

En un contexto en el que Bullrich, ex ministra de Trabajo durante la gestión de Alfonsín, se une a los ataques contra el expresidente, es importante destacar que Milei no es nuevo en sus críticas a Alfonsín. Sin embargo, el ataque político que realizó recientemente marca un cambio en su discurso. La manera en que Milei plantea su crítica genera un estrépito político, ya que las palabras de un presidente siempre tienen un impacto significativo.

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Durante su exposición ante más de mil empresarios de la Fundación Mediterránea, Milei fue aplaudido en varias ocasiones, pero su mención a Alfonsín generó un silencio absoluto en la sala. Esto plantea una pregunta crucial para los dirigentes radicales: ¿deben alinearse con Milei o tomar una postura en contra de sus declaraciones sobre Alfonsín? Esta cuestión, aunque importante, parece pequeña en comparación con los desafíos que enfrenta la política argentina en este momento.

La frase de Milei sobre Alfonsín, aunque incidental, se convierte en el punto más significativo de un discurso que, a pesar de su complejidad técnica, dejó claro su enfoque político. El impacto de estas palabras resonará en el futuro del radicalismo y en la política argentina en general.