¿Qué podía fallar si lo traían de nuevo al gabinete como ministro de Seguridad a Aníbal Fernández?¿Qué podía salir mal? ¿Cómo podía pasar inadvertida la presencia de uno de los responsables de la derrota del oficialismo en 2015? Recordemos que ese año era candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, una candidatura que le vino como anillo al dedo al PRO de Mauricio Macri, que logró instalar como contrafigura a una entonces desconocida María Eugenia Vidal.
Era tan mala la imagen de Aníbal Fernández como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, que obró el milagro no sólo de que el peronismo perdiera por primera vez ese distrito desde 1987, sino que además instalaran a una dirigente desconocida como Vidal.
Ahora, en la desesperación de la derrota de hace un mes, el Gobierno cambió el gabinete (Cristina Fernández impuso un cambio de gabinete) y trajo lo que se llamó dirigentes políticos “con volumen”. “Vienen a darle volumen político al Gobierno”, dijeron los exégetas del oficialismo. Y entonces aparecieron Juan Manzur, como jefe de Gabinete; y Aníbal Fernández, como ministro de Seguridad, tema relevante si los hay en una sociedad desprotegida como la Argentina.
Ayer, en un tema absolutamente marginado de la realidad y de la discusión, esto es el intercambio que hay habitualmente en Twitter, apareció Aníbal Fernández devolviéndole con un mandoble impropio de todo gobierno democrático a una crítica que había lanzado el dibujante Nik en un tweet. Nik, como ciudadano, opinó en contra de que Axel Kicillof regale viajes de estudio a los estudiantes secundarios bonaerenses.
Lo que en realidad escribió Aníbal Fernández no fue una respuesta, fue un apriete. Yo quisiera leerles con el tono que creo que hay que leer -voy a tratar de lograrlo- lo que escribe Aníbal Fernández. Decía el tweet: “Muchas escuelas y colegios de la ciudad de Buenos Aires reciben subsidios del Estado y está bien. Por ejemplo, la escuela colegio Ort”. Y ahí lo interpela a Nik, porque es un tweet de respuesta: “¿La conoces? Sí que la conocés, ¿o querés que te haga un dibujito? Excelente escuela, lo garantizo. Repito ¿la conocés?”. ¿Qué le estaba diciendo Aníbal Fernández? Que lo que en realidad él conocía es que Nik manda a sus hijas menores a esa escuela. Un error, primero, el menos importante: la Ort no recibe subsidios. Pero lo grave, lo gravísimo, es que el ministro de Seguridad de la Nación se atreva a amedrentar por Twitter, por una red social, a un dibujante, diciéndole que sabe adónde van sus hijas a la escuela.
¿Cómo sabe Fernández a qué escuela manda a sus hijos o sus hijas, en este caso, Nik? ¿Cómo lo supo? ¿Hay inteligencia, hay espionaje? ¿Lo estaban espiando a Nik? ¿De dónde tiene el dato?
Nik replicó rápidamente esta agresión, que generó además un escándalo político, al extremo de que la oposición salió a pedirle la renuncia a Fernández. Sin embargo, Aníbal Fernández salió esta mañana a embarrarse todavía más. Escuchá lo que dijo Aníbal Fernández esta mañana: “Muchas veces él nos ha agraviado, me ha insultado veinte veces (….) Ahora, si él sintió que eso podía ser un tema que lo preocupara porque están sus hijos de por medio, eso no se tiene que dudar. ¿Se te van a caer los anillos porque pidas disculpas? No; es honesta mi disculpa”.
Él está diciendo que la víctima no sólo es víctima, sino que además es un cobarde que se asusta. Lo está tratando de cobarde a Nik. Le está diciendo: “Si vos te sentiste ofendido o intimidado…” No, no hace falta que se sienta intimidado.
Esta mañana. Nik habló también por los medios y dijo esto respecto de la situación de su familia, porque una cosa es el debate político público, lo que nos puede parecer a nosotros, y otra cosa es lo que le está pasando en la casa a Nik. Escuchá lo que dijo: “Todos tenemos chicos, hijas. Yo tengo hijas; las mujeres siempre son más sensibles a este tipo de cosas. Una lloraba, no quería ir al colegio. Finalmente fueron. La más grande me preguntaba cosas lógicas: ¿Tengo que mirar a todos lados para entrar? ¿Qué puede pasar? ¿Va a pasar un auto? ¿Va a haber algún fanático? Todo es muy triste, y lo sigo escuchando y me da más miedo todavía. Justifica lo que hizo. Justifica el mail amenazante desde el Estado, desde la asimetría de poder que tiene el Estado, que posee todos nuestros datos. Él maneja la Secretaría de Inteligencia y hay una ley de inteligencia que permite cruzar todos nuestros datos, y sigue sosteniendo que está bien porque un humorista gráfico critica a un gobierno, cosa que es natural en todos los países del mundo. En un país normal, una declaración así no sé, me parece que mínimo le están pidiendo la renuncia. A mí me da miedo. Primero se me heló la sangre cuando vi el tweet y no me explico cómo consiguieron todos mis datos, mi teléfono particular, mi Whatsapp”.
Aníbal Fernández es el responsable de tratar de resolver uno de los principales y más crónicos y graves problemas que tiene la Argentina: el problema de la falta de seguridad. Que el ministro de Seguridad no sólo apriete, que es lo más grave, por supuesto, que sea un amenazador serial (porque no es la primera vez que Aníbal Fernandez amenaza gente por las redes sociales o por otras vías) sino que además esté dedicado a tuitear sobre un tema que no tiene nada que ver con su función y que lo desvía por completo de la función que tiene que ser ministro de Seguridad.
Ahora digo con un poco de sorna y de humor, o pretendido humor:a lo mejor no es tan, tan malo que Aníbal no se dedique a cuidarnos de la inseguridad, porque quizás termina empeorando la situación que tenemos, ¿no?
