¡Cuidado Milei! El Congreso está en llamas

Sergio Suppo

La situación en el Congreso de la Nación es preocupante. A menudo me pregunto si los legisladores están realmente conscientes de la gravedad de lo que está ocurriendo, o si, por el contrario, están sumidos en un letargo que les impide actuar de manera efectiva. Hablamos de Javier Milei, un presidente que ha tenido que lidiar con la dificultad de aprobar leyes, y que ha tenido que esperar seis largos meses para que le votaran la ley base. Esta situación no solo recae sobre sus hombros, sino que también es responsabilidad de todo el sistema político que rige el Congreso.

En las últimas semanas, mientras el país se distraía con las controversias en torno a Alberto Fernández, se han producido eventos significativos en el Congreso que podrían tener un impacto considerable en la gobernabilidad del actual gobierno. Ayer, por ejemplo, el gobierno se expuso a la posibilidad de que en el Senado se vote una reforma jubilatoria que contradice sus propios planteamientos. Es crucial recordar que cualquier modificación al sistema previsional requiere de consensos necesarios; de lo contrario, corremos el riesgo de que las leyes aprobadas terminen en los tribunales, o que el presidente se vea obligado a vetarlas, algo que parece inminente si el kirchnerismo logra convencer a una parte del radicalismo.

La falta de acción política por parte del oficialismo es evidente. En la Cámara de Diputados, hemos visto cómo una distracción monumental se generó por la visita de un grupo de diputados a condenados por crímenes de lesa humanidad. Este escándalo, que no solo refleja una torpeza política, también demuestra la falta de enfoque del oficialismo, que se ha visto arrastrado por acciones que no le corresponden. Y no solo eso, sino que también se ha quebrado la relación con Miguel Pichetto, un hombre de Estado que ha sido clave en el Congreso durante años y que ahora está más cerca de romper acuerdos que de colaborar.

Además, en el PRO se vislumbra una división interna. La reaparición de Mauricio Macri y las críticas al gobierno han generado tensiones que no pueden pasarse por alto. Todo esto repercute en el Congreso, donde el gobierno tiene varias cuestiones importantes por tratar, incluyendo la ley desreguladora que planea enviar a través de su nuevo Ministro de Modernización, Federico Sturzenegger.

Es evidente que hay un quietismo y una incapacidad en el Congreso que podrían traerle al gobierno un dolor de cabeza aún mayor del que ya enfrenta. Aún están a tiempo de poner atención y foco en un lugar crucial donde no pueden actuar por sí mismos, sino que deben alcanzar acuerdos para que las cosas avancen. La situación en el Congreso se ha complicado notablemente en el último mes, y es fundamental que se tomen medidas antes de que sea demasiado tarde.