Una decisión Capital

Sergio Suppo

Se cierra el próximo domingo en la provincia de Córdoba la parte más importante del calendario electoral provincial con las elecciones en la ciudad de Córdoba, una ciudad que alberga prácticamente al 40% de la población y una definición electoral como cierre, como resultado final de una campaña que resultó más intensa, más dura por los intercambios de críticas y acusaciones entre los candidatos que la elección provincial del 25 de junio, en la que Martín Llaryora derrotó a Luis Juez. 

Precisamente ese antecedente tan inmediato condiciona las especulaciones respecto del resultado del próximo domingo. Llaryora ganó aquí en la ciudad de Córdoba por 7.4, pero sin embargo el peronismo ha hecho una campaña apoyando a Daniel Passerini como si estuviese detrás de Rodrigo De Loredo. 

Eso es lo que consideran en el peronismo y eso es también lo que percibió Rodrigo de Loredo, que siempre se mostró como si estuviese ganando en la pulseada, en la carrera electoral que va a terminar precisamente este domingo. 

No es una definición fácil para los cordobeses, porque tienen básicamente que definir si van a mantener el apoyo a la gestión actual, esto es una expresión, una muestra de apoyo a la continuidad, o si por el contrario van a elegir en Rodrigo de Loredo, además de un intendente, un principio de equilibrio político entre el oficialismo provincial y la oposición, al darle a la oposición el gobierno de la ciudad de Córdoba. 

Tampoco es nada extraño, el peronismo ha gobernado habitualmente con gobiernos municipales en la capital de otro signo político, y ésta podría, eventualmente, si así ocurre, ser una nueva situación similar a la que ya ocurrió durante el mandato del juez, durante el mandato de Giacomino y durante los dos mandatos de Ramón Javier Mestre. 

Queda por ver todavía otro detalle que no me parece menor, que es la participación de los cordobeses en las elecciones. 

Ya sabemos que bajó a un nivel histórico del 68% la elección provincial, sabemos que esto tiene o guarda relación con lo que viene ocurriendo en las otras provincias donde también hubo elecciones, pero yo quisiera detenerme simplemente para decir que, primero, el voto es obligatorio, pero fundamentalmente al margen de que sea obligatorio, es un derecho, un derecho que nos costó mucho trabajo a los argentinos recuperar, y no es casualidad que este año se estén cumpliendo 40 años ininterrumpidos de democracia. 

A mucha gente, afortunadamente, esto le parece normal, pero a gente que tiene más de 40 años sabe lo que costó, lo difícil que fue conseguir que la Argentina normalizara sus instituciones y que los argentinos recuperaran el derecho de votar en tiempo y forma cada dos años a nuestros legisladores y a nuestros jefes comunales, gobernadores y presidentes. 

Por eso, más allá de la obligación del voto, que es obligatorio, está también el ejercicio de un derecho y la mantención de un sistema. Se vote a quien se vote, incluso si se quiere protestar votando en blanco. Lo importante es hacer notar que uno tiene un principio esencial de participación y que lo hace valer, porque es un derecho, como digo, muy difícil de mantener y de conseguir. Costó mucho esfuerzo conseguirlo y es muy importante mantenerlo.