Un golpe de nocaut a la economía
19/03/2025 | 11:35Redacción Cadena 3

Familias, empresas y gobiernos quedaron estupefactos. Hace cinco años se decretaba el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) como primera medida para evitar el rápido contagio del coronavirus, que había comenzado en enero de 2020 en China.
La crisis sanitaria impactaba de lleno en el sistema económico global. Se cancelaban vuelos, el comercio internacional quedaba prácticamente paralizado y la pregunta más importante comenzaba a ser ¿cuánto va a durar todo esto?
Las diferencias del impacto económico del Covid comenzaban a ser manifiestas entre las economías desarrolladas y las emergentes.
El aislamiento hacía prever con claridad que los grupos desfavorecidos necesitarán mucho más tiempo para sobreponerse a las pérdidas de ingresos y medios de vida causadas por la pandemia
A medida que avanzaba el?2020, no todos podían soportar una alteración de semejante duración y escala en sus ingresos.
Una compilación de estudios realizada por el Banco Mundial en 2022 determinó que más del 50?% de los hogares de las economías emergentes y avanzadas no podrían sostener el consumo básico durante más de tres meses en caso de perder sus ingresos.
En tanto, los ahorros en efectivo de una empresa promedio alcanzarían para cubrir los gastos correspondientes a menos de 55?días.
Las medidas de salud pública causaban una disminución abrupta en los ingresos. Y se veían grandes diferencias por género, edad y nivel educativo.
Aquel?2020 el desempleo temporal entre los trabajadores que solo tienen educación primaria completa se elevó en el 70?% de los países, según el informe del Banco Mundial citado más arriba.
La pérdida de ingresos fue mayor entre los jóvenes, las mujeres, los autónomos y los trabajadores ocasionales con niveles más bajos de educación.
Argentina no fue la excepción: hasta mayo se habían perdido 400.000 puestos de trabajo. Los rubros más afectados fueron hoteles y restaurantes (con 50.000 empleos menos), comercio (-25.000) y transporte y almacenamiento (-21.000).
Argentina fue uno de los países que más extendió el ASPO con el objetivo de fortalecer el sistema de salud. Recién el año pasado, Martín Guzmán, el exministro de Economía del Gobierno de Alberto y Cristina Fernández, reconoció que las restricciones de la pandemia fueron más largas por cuestiones políticas.
Las medidas restringían gran parte de la actividad económica, permitiendo sólo el funcionamiento de actividades consideradas esenciales, limitando el transporte y la circulación de personas. Incluso con distintos tiempos entre jurisdicciones.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Cencos (INDEC) relevó que en 2020 el PBI argentino cayó casi un 10%, la mayor retracción desde 2002. En abril de aquel año el Estimador Mensual de Actividad Económica registró una caída interanual del 25,4%.
La caída se concentró en el segundo trimestre del año, con una recuperación a medida que se habilitaron nuevas actividades.
Menos empleo y menos ingresos aumentaron la pobreza , que rondó el 44%, un aumento de poco más de 3 puntos porcentuales respecto del momento de asunción de Alberto Fernández.
El gobierno lanzó medidas paliativas para morigerar el desplome de la actividad: créditos con tasas subsidiadas y moratorias fiscales para PyMEs y algunos sectores específicos de la economía, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), destinado a personas de hogares sin ingresos laborales, que consistió en el pago de tres cuotas de $10.000 cada una, y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que involucró el pago de un salario complementario por parte del Estado por hasta $22.860 a personas empleadas en empresas (de hasta 800 empleados) en problemas.
Las estimaciones disponibles indican que el gobierno nacional realizó un esfuerzo fiscal para hacer frente al cuadro socioeconómico en 2020 en torno a los 5 puntos del PBI. El año cerró con un 6,5% de déficit primario y 8,5% de resultado financiero negativo.
Sin acceso a los mercados voluntarios de deuda - que estaban cerrados para la Argentina desde abril de 2018- la alternativa fue el financiamiento a través de la emisión monetaria del Banco Central. Una aceleración inflacionaria se cocinaba.
La pandemia y la extensión del ASPO también impactó en una reconversión masiva del proceso de trabajo en múltiples actividades, aprovechando los avances tecnológicos para forzar a la realización de labores en espacios domésticos. Las palabras "teletrabajo" y "home office" comenzaron a ser parte habitual de nuestro vocabulario diario.
Las consecuencias económicas de la pandemia, a cinco años de ser declarada "oficialmente", aún se perciben en nuestro país.