Alambrando el futuro de Alberto

Julio Perotti

A propósito de las declaraciones de Máximo Kirchner, que fueron tapa de los diarios hoy, ayer planteamos que el kirchnerismo más duro no lo quiere contar a Alberto Fernández en la carrera presidencial.

Es curioso que no se esfuercen ni un poquito en tratar de mostrar algo de afecto societatis con un gobierno del que muchos camporistas forman parte. Y no en lugares de segundo nivel sino en aquellos que manejan fuertes recursos como Anses o Aerolíneas, por citar dos ejemplos.

La pregunta es cómo coexisten camporistas como Wado de Pedro –rescatado por Máximo como presidenciable– o Juan Cabandié con albertistas puros que sueñan con la reelección de su jefe.

/Inicio Código Embebido/

Mirá también

La quinta pata del gato

Colegios tomados: una multa a padres con adolescencias mal curadas

/Fin Código Embebido/

Es que Alberto no se rinde. Contra una economía que no logra despegar, con índices inflacionarios que no bajan y con reservas que no hay formas de juntar, trata de avanzar, aunque sea desde lo dialéctico.

En el gabinete, va llenando con amigos los huecos que aparecen por aquellos que lejos de ir a trabajar en el territorio van a refugiarse en él.

Un ejemplo más fue, en las últimas horas, la salida de Comunicaciones del Gobierno, Marcelo Martin. Lo desplazó la portavoz Gabriela Cerruti, que así se queda con todo el control del área y, en particular, de la pauta publicitaria.

¿Qué hace falta manejar para una campaña electoral? Ni más ni menos que la asignación de recursos para los medios.

Cómo será de importante que Cerruti se cargó a un funcionario que había llegado en diciembre de 2019 al albertismo con Juan Pablo Biondi, el histórico vocero de Alberto que debió irse por las críticas de Cristina.

Ahora, el reacomodamiento más importante que queda es la jefatura de Gabinete, de la que saldrá Juan Manzur para ir a Tucumán a ser vicegobernador.

Curioso lo de Manzur porque cuando llegó al Gobierno nacional parecía que se comía la cancha. De hecho, hicieron circular el nombre Juan 23. O sea, Manzur 2023. Pero se desdibujó bien temprano.

El trasfondo de todo esto: un poder político que gobierna en un estado de descomposición creciente. ¿Hasta dónde llegará Alberto? ¿Hasta dónde lo dejarán llegar?

Ya le avisaron de nuevo que él no está en la grilla. Después de Máximo fue Teresa García, la líder del bloque de senadores del FdT de la provincia de Buenos Aires, le echó más nafta al fuego.

Primero, denostó las Paso. “No sirven para seleccionar dirigentes. Es una foto, es una encuesta grande”.

Segundo, apuntó a Alberto. “Si él y su gente determinan que quieren ir a una PASO, que lo hagan. Pero a mí me parece que la sociedad ya le ha dicho que no”.

Es evidente que el kirchnerismo va a jugar fuerte en el Congreso y eliminar las Paso. En ese caso, sellará el final del camino para Alberto. Salvo, claro, que él decida sacar los pies del plato. ¿A quién va a convencer que lo acompañen? No parece haber muchos dispuestos a inmolarse.