1.
Si se comparan los resultados de las elecciones del domingo con los de las PASO y con distintas instancias provinciales, vemos una fuerte dinámica de cambio impuesta por la sociedad.
Entre una y otra elección, Juntos por el Cambio perdió 5,84 puntos porcentuales y La Libertad Avanza tuvo 1,38 puntos menos. En cambio, Unión por la Patria creció 7,36 puntos y Schiaretti duplicó su resultado y llegó a casi 7 puntos.
2.
Empecemos con el ganador, Sergio Massa. ¿Por qué de tercero pasó a primero? Plan platita más instalación del miedo fueron un combo que le dio buen resultado.
Pero vamos por la segunda pregunta: ¿Este es el Massa que enfrentará el balotaje?
En su discurso de anoche, quedaron algunas cosas claras:
a. Que el triunfo es propio. Y por eso no compartió escenario con nadie más que su compañero de fórmula, Agustín Rossi, y sus familias.
b. Que detrás suyo sólo debían aparecer y, así ocurrió, sólo su nombre y la palabra Argentina. Ningún símbolo partidario, que pone en el línea con su discurso del llamado a la unidad a todos, en particular a los radicales.
¿Nació el “massismo”? Es probable que así sea. Y eso le va a servir a Massa para neutralizar el discurso casi unánime de anoche de Javier Milei y Patricia Bullrich de “acabar con el kirchnerismo”.
Massa podrá decir, entonces, que él no representa ese kirchnerismo y que, por ende, esa llovizna no lo moja.
Eso le posibilitará buscar, además de votos radicales, los de los peronistas refractarios a los K, muchísimos de ellos tributarios de Juan Schiaretti.
De hecho, lo nombró anoche con el nombre de pila, así como se dirigió a Bregman como Myriam. Dos gestos que preanuncian muchos más.
La izquierda un problema: o va con un Massa que negocia con el FMI, al que denostan todo el tiempo, o con Milei, muy a la derecha. Parecen dos imposibles. Pero seguramente dejarán en libertad de acción a sus votantes, un 2,67 por ciento.
3.
Sigamos con Milei. El discurso fuerte, por momentos virulento, le sirvió para consolidar masa crítica de votantes, pero aún así algo se le desgajó. O sea, lejos de crecer, decreció 1,38 puntos porcentuales, como se señaló.
Milei quiere quedarse con los votos propios de Bullrich, o sea del PRO. ¿Bullrich invitada a formar parte del equipo de Seguridad de Milei? Tibio, tibio.
Los radicales de Juntos por el Cambio hay dijeron muchas veces que Milei es su límite. Voto en blanco o Massa: a eso se reducen sus caminos.
Que dos tercios de los argentinos hayan votado un cambio, como dijo Milei en su discurso del domingo por la noche, no es garantía de que todos se vayan con él.
Como fuere, queda por ver si le rinde esto de bajar el tono belicoso y prometer no más ataques. Justo él que le había dicho “montonera” a Bullrich.
Más que Milei deberá someterse al “operativo Rivotril” sin más demoras.
4.
Las causas del paso de un triunfo que muchos consideraban seguro al estrepitoso fracaso de Juntos por el Cambio, deben bucearse en la terquedad y la falta de amplitud de dirigentes de todos los sectores. Empecemos por Mauricio Macri, que chichoneó con Milei, que se peleó con Rodríguez Larreta y que fue y vino con Bullrich; Rodríguez Larreta que quiso aliarse con Schiaretti, y los radicales que iban y venían. Todo desestructurado, con una candidata que no logró mostrar solidez discursiva ni de propuestas.
Lejos de jugar fuerte a mostrar equipo y pax fraterna el día después de las PASO, en agosto, se dedicaron a una interna que llegó hasta pocos días atrás.
Que Juntos por el Cambio tenga un grupo fuerte de diputados y senadores no significa que vayan a actuar unidos, como hicieron hasta ahora. Van a aparecer intereses de cada legislador en su territorio que pueden torcer los consensos.
El quiebre es inevitable. Radicales más cerca de Massa (Gerardo Morales y el ministro son amigos, recordemos) y Macri y Bullrich en la zona de apoyo a Milei.
¿Juntos por el Cambio? Ya no juntos
5.
¿Por qué los argentinos votaron como votaron? Podríamos encontrar cientos de razones. Pero algunas son insondables: la corrupción ocupa lugares destacados en las encuestas, pero en la provincia de Buenos Aires el caso de Martín Insaurralde y sus aventuras amorosas en el yate con Sofia Clerici no le importaron a nadie, a estar por los resultados en ese distrito.
Podríamos argumentar que como Axel Kicillof no tiene ninguna denuncia en su contra, entonces se le allanó el camino a la reelección de manera muy cómoda.
Pero en Lomas de Zamora, el terruño de Insaurralde, su ladero, Federico Otermín, ganó por el 50 por ciento de los votos.
Ahora hay que poner la mira sobre lo que viene. Y, como dijo esta mañana en La Mesa de Café el politólogo Daniel Zovatto, la del 19 de noviembre es una elección nueva y distinta.
Y acá quedan interrogantes que se van a ir respondiendo con el paso de los días:
Sólo dejemos asentadas un par de ellos:
¿Cuán extensivo puede ser el plan platita para Massa ¿Se convertirá en el plan Durax, esa vajilla que duraba toda la vida?
¿Qué más podrá decir de Milei para sembrar más miedo?
¿Cuán lejos puede ir Milei con un discurso más blando, sin que le desgajen los que fueron con él porque querían llevar la situación al extremo, no importa que todo salte en mil pedazos?
Lo dejemos acá por ahora.
