La decepción democrática también jaquea al primer mundo

Julio Perotti

En varias oportunidades hablamos sobre la decepción social hacia nuestro modelo de gobierno y convivencia, la democracia.

En general, tiende a extenderse al sistema lo que es la desilusión hacia sus actores principales, la dirigencia, que se muestra incapaz de resolver los problemas.

Para ser más precisos, deberíamos hablar entonces de la decepción hacia la política.

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También habíamos visto que era un fenómeno que se extendía hacia el resto de nuestra región.

Pero ahora detectamos que va más lejos, aun en países desarrollados.

Veamos qué pasa en Estados Unidos, a partir de una encuesta de la consultora Gallup realizada entre el 1 y el 20 de diciembre de 2023.

El dato principal es preocupante: sólo el 28% de los adultos estadounidenses está satisfecho con el funcionamiento de la democracia en su país.

Esta cifra representa una caída respecto al mínimo anterior del 35%, registrado poco después del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Es interesante ver la serie histórica. Gallup le preguntó a los estadounidenses sobre su satisfacción con la democracia estadounidense en nueve ocasiones desde 1984.

El punto más alto se alcanzó en la primera lectura, cuando el 61% de los estadounidenses se mostró satisfecho con el funcionamiento de la democracia. En 1991, la cifra fue casi igual de alta, con un 60%.

La satisfacción de los estadounidenses empezó a resquebrajarse en 1992, conocido como el año del "votante enojado".

¿Las causas? La recesión económica y los escándalos en el Congreso ejemplificados por los cheques sin fondos de algunos miembros.

En junio de 1992, cuando el candidato independiente Ross Perot lideraba las encuestas de preferencia presidencial, solo el 36% de los estadounidenses estaba satisfecho con el funcionamiento de la democracia.

La satisfacción de los estadounidenses se recuperó en las encuestas entre 1994 y 1998, incluyendo un 52% en 1998 después de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos votara a favor del impeachment (juicio político) del entonces presidente Bill Clinton.

Este aumento pudo reflejar una mayor satisfacción con la forma en que se estaban desarrollando las cosas en el país, en general, durante un periodo de fuerte crecimiento económico.

Los descensos más recientes de los dos últimos años (con distintos grados para diferentes grupos partidarios) pueden reflejar, entre otros aspectos, la inquietud económica ante la suba de los precios, la desaprobación del trabajo que están haciendo el presidente Joe Biden, el Congreso y la Corte Suprema, la creciente hostilidad entre los partidos políticos, la persistente fuerza política del ex presidente Donald Trump y las preocupaciones sobre la seguridad de las elecciones, los derechos de voto y la independencia de los tribunales y el sistema judicial.

Cambiemos los nombres propios, adaptemos los otros conceptos y veremos que buena parte de esta realidad es un espejo en el que podemos mirarnos los argentinos.