Malas yuntas

Julio Perotti

“Mala yunta” o “mala junta", viejo dicho popular que alude a personas que suelen hacer cosas indebidas y que pueden perjudicarte.

Tenemos dos ejemplos a la mano, ahora mismo.

Arranquemos con el más dramático y que, por reiterado, ni deja de estrujarnos el corazón.

Que la ministra de Salud, Carla Vizotti, cuando era viceministra de Ginés González García, permitió en medio de la pandemia visitar internados cuando estaba prohibido.

Lo supimos en estas horas y no es una denuncia sino una revelación que surgió inesperadamente.

En un evento en el CCK, la presidenta de la Liga Argentina de Protección al Diabético (LAPDI), Sylvia Brunoldi, le agradeció a la funcionaria, ya que le permitió despedir a su esposo, quien murió por Covid-19 el 24 de agosto de 2020 luego de estar hospitalizado durante 30 días.

Ahora Vizotti le dijo a nuestra compañera Elisa Zamora que en realidad había un protocolo desde el 10 de agosto, que lo permitía y que, por eso, no hubo ningún favoritismo.

Sin embargo, cuando el marido de Brunoldi falleció, aun faltaba una semana para que se publicara el decreto que relajaba la prohibición de las visitas.

Entonces, hay que preguntarles a los familiares de víctimas fallecidas después de esa fecha si pudieron acceder a despedirlas.

El padre de Solange Musse, por ejemplo, al que le impidieron venir a Alta Gracia a despedirse de su hija, enferma de cáncer terminal.

Esto revela, una vez más por si hiciera falta, el desmanejo y la irresponsabilidad de un gobierno, cuyo presidente levantaba el dedito acusador y decía que la Argentina de los vivos se había terminado, mientras se hacían fiestitas en Olivos.

O se habilitaba la vacunación privilegiada a personajes y personeros ligados al kirchnerismo, después de haber jugado a la geopolítica con la compra de vacunas. Y terminar en manos de la Sputnik rusa que no te la recibían en ningún lugar del mundo.

Un tiempo horrible encerrados, ya perdimos la cuenta cuántos días fueron, problemas mentales derivados de los que el Estado no se ocupó, el drama de la muerte que nos golpeó a todos.

Y que no nos vengan con que nos cuidaron. ‘

La Argentina superó las 130.000 muertes por Covid y fue el 14° país del mundo en alcanzar esa cifra.

Un récord que no debería enorgullecer a nadie…

Así hoy, cuando la pesadilla pasó, vuelven los recuerdos amargos de aquella época, en la que la hoy ministra pasó como si ninguna responsabilidad hubiese tenido.

Pero no es la única situación anómala.

Después de las elecciones, nos estamos enterando que un montón de los intendentes que se van porque perdieron las elecciones están llenando las estructuras de sus municipios con empleados, no sea cosa que los muchachos se queden sin conchabo.

Ojalá algún día seamos serios. Y que los funcionarios sepan que el Estado no es de ellos. Es de todos. Y no sean mala yuntas.