Memoria y desbalance: un gabinete despeinado

Julio Perotti

(Foto: La Nación)

A menos de tres años de gestión, el Gabinete ya no es ni la sombra de lo que era.

Ayer, se sumaron Victoria Tolosa Paz en Desarrollo Social, Kelly Olmos en Trabajo y Ayelén Mazzina en Mujeres, Género y Diversidad, en reemplazo de Juan Zabaleta, Claudio Moroni y Elizabeth Gómez Alcorta.

En síntesis, de los 21 que juraron ante Alberto, 15 se fueron o los fueron. Y uno de ellos, Mario Meoni, falleció en un accidente de tránsito.

Sólo quedan cinco altos cargos:

• Eduardo "Wado" de Pedro (Interior).

• Gabriel Katopodis (Obras Públicas).

• Tristán Bauer (Cultura).

• Juan Cabandié (Ambiente y Desarrollo Sustentable).

• Julio Vitobello (secretario General de la Presidencia).

• Vilma Ibarra (secretaria Legal y Técnica).

Recordemos algunos casos paradigmáticos.

María Eugenia Bielsa debió renunciar ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat en noviembre de 2020. Se cuestionaba su inacción frente a ocupaciones de tierras en el conurbano y en el sur.

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Ginés González García debió irse en medio de la pandemia en 2021 por el escándalo del vacunatorio VIP.

Marcela Losardo, socia de Alberto Fernández en el estudio jurídico, debió dejar Justicia en 2021. Era cuestionada por Cristina Fernández y los camporistas por no interceder en las causas que aquejaban a la vicepresidenta.

La derrota electoral de 2021 llevó muchos funcionarios a presentar la renuncia. El grupo lo lideraba Wado de Pedro, quien sin embargo no se fue.

Alberto aceptó las renuncias de Sabina Frederic, ministra de Seguridad; de Roberto Salvarezza, de Ciencia, Tecnología e Innovación; de Luis Basterra, de Agricultura, y Nicolás Trotta, titular de la cartera de Educación.

Trotta había quedado cruzado con Alberto por el cierre de las escuelas durante la pandemia, a lo que el entonces ministro se oponía.

El que también salió eyectado por el resultado electoral fue Felipe Solá como canciller. Estaba en México en misión oficial y allí se enteró.

Allí pasó Santiago Cafiero, desplazado de la jefatura de Gabinete, adonde recayó el que era gobernador de Tucumán, Juan Manzur, que prometía romper los esquemas de gobierno y revitalizarlo.

Otro que se fue y después volvió es Agustín Rossi, primero ministro de Defensa renunciado y luego titular de la Agencia Federal de Inteligencia en lugar de Cristina Camaño.

Luego vinieron más salidas que hicieron mucho ruido:

Matías Kulfas dejó Desarrollo Productivo para dejar su lugar a Daniel Scioli, que vino de la embajada argentina en Brasil. Después de un paso sin pena ni gloria, volvió allá.

Y ni qué hablar de la salida conflictiva de Martín Guzmán, al que Alberto Fernández se aferró mientras pudo. Cristina le venció la resistencia y afuera Guzmán, cuestionado por su manejo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Guzmán dio el portazo mediante Twitter un sábado a la tarde, en el que Cristina justamente reiteraba sus diferencias respecto a la gestión económica del gobierno.

Llegó el momento de una ministra efímera: Silvina Batakis duró 24 días en el cargo hasta que llegó Sergio Massa. Pero Batakis no se quedó sin trabajo. La nombraron presidenta del Banco de la Nación Argentina. El que sí se fue a su casa por Massa fue Gustavo Béliz, Secretario de Asuntos Estratégicos.

Alberto ya queda más sólo. Eran tropa propia Elizabeth Gómez Alcorta en el ministerio de Mujeres, Género y Diversidad; Claudio Moroni, en Trabajo, y Juan Zabaleta, en Desarrollo Social.

Lo que permanecen son sobrevivientes de un gabinete que cada vez pierde más volumen político.