No son las fotos; son las ideas y el día después

Julio Perotti

Vamos camino a las Paso del domingo.

No son una elección más. Son más bien las que comienzan a dibujar el poder que viene en la Argentina.

Ahora estaremos ante los cierres de campaña, con visitas de candidatos a Córdoba.

Habrá fotos, muchas fotos.

Incluso el domingo a la noche.

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En ese momento, podremos ver cómo se comportan ganadores y perdedores el domingo por la noche.

Los que tuvieron un respiro fueron los seguidores de Juntos por el Cambio cuando Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich decidieron unificar la sede donde van a esperar los resultados.

Es obvio entonces que el ganador estará junto al perdedor que, implícitamente, le rendirá tributo y sellará el compromiso de acompañarlo en la campaña.

No sabemos bien qué pasará en Unión por la Patria entre Sergio Massa, el casi seguro triunfador, con Juan Grabois.

En ambos casos, lo que se vio en campaña fueron marcadas, marcadísimas diferencias, conceptuales respecto de lo que necesita la Argentina el día después de la asunción del nuevo gobierno.

Puede parecer remanido, pero no podemos dejar de preguntarnos si la foto de ganador y perdedor juntos alcanzará para que los seguidores del que quedó afuera vayan detrás del triunfador.

Para muchos podría significar un fuerte malestar estomacal.

¿Por qué si no creyeron en él antes, deberían resignar algunas convicciones?

En la misma línea, ¿que las cúpulas de las organizaciones, sean sindicales, empresarias o lo que fueren, hagan un guiño para un candidato significa que lo mismo harán sus afiliados o asociados?

En definitiva, ¿habrá votos huérfanos?

Es imposible de responder ahora, más aún porque la volatilidad del electorado deja mal paradas a las encuestas, las previas y las que se hacen en boca de urna.

En el cóctel de la desazón social se mezclan inflación, atrasos en los ingresos, sectores industriales que sufren la falta de insumos por la falta de dólares por el cepo y varios desánimos más.

Y de lo que nadie quiere hablar: el inevitable ajuste que viene.

Primera cuestión, al menos en Juntos por el Cambio, no hay nada asegurado. La pelea parece darse voto por voto.

Y esto también vale para Unión por la Patria. Aunque Massa parezca en ventaja, necesita la mayor diferencia posible respecto de Grabois. Y esto tampoco está asegurado.

Javier Milei está solo, pero pelea contra las inconsistencias que le marca la realidad.

Segunda cuestión, la Argentina del día después, o mejor de cada día después. Aunque estamos en las Paso y, por ende, falta la elección general del domingo 22 de octubre (y eventualmente la segunda vuelta, el 19 de noviembre), todas las miradas van a estar en la economía.

El lunes venidero será el primer día después. El comportamiento de los mercados, del dólar, de los precios, dirán mucho de cuán escabroso será el camino hacia el 22 de octubre. Y, ni qué hablar hasta diciembre. Sólo digamos que para el 10 de diciembre faltan 118 días o 3 meses y 25 días.

De acá al domingo, vamos a repetir una y otra vez:

Como fuere, hay que votar.

Hacerlo con las neuronas.

Hacerlo con el corazón.

O hacerlo, las tripas.

Pero hay que votar.

La peor elección que podemos tomar es no votar.