Parientes afuera, parte II

Julio Perotti

El miércoles en esta columna abordamos un proyecto del legislador provincial Rodrigo Agrelo, de Encuentro Vecinal, que proponía prohibir la sucesión en cargos políticos provinciales entre parientes.

Hoy, el Gobierno nacional, a través del vocero presidencial, Manuel Adorni, y el ministro de Desregulación y Modernización, Federico Sturzenegger, anunció que quedará prohibido heredar cargos en el Estado nacional, como ocurría en muchas reparticiones.

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Esto es, claramente, un privilegio basado en vínculos hereditarios, que permite acceder a un empleo en la administración pública nacional sin considerar ningún tipo de mérito.

El Gobierno señaló que este privilegio ilógico colocaba a los empleados públicos por encima del resto de los trabajadores.

A nivel nacional, esto ocurre en varios organismos del Estado Nacional: Aduana y AFIP, Anses, Banco Nación y BCRA, YPF y Ferrocarriles Argentinos.

Lo mismo, más abierta o más cerradamente, a nivel de las provincias.

Con distintos artilugios, a lo largo del tiempo se burló hasta la propia Constitución Nacional.

En general o eran privilegios para militantes políticos o para amigos de los sindicalistas.

En su artículo 16, la Constitución dice expresamente: "La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad".

Inlcuso, la Procuración del Tesoro ha señalado en un dictamen que la transmisión hereditaria de cargos públicos va en contra de la naturaleza del Estado y debe ser erradicada para promover una administración pública más eficiente y justa.

¿Habrá llegado la hora? ¿El resto de las jurisdicciones lo imitarán? ¿Veremos algún día el empleo público ocupado por los mejores?