Una ayudita para Sergio

Julio Perotti

“Tienen que trabajar en acuerdos desde ahora y no espere a las elecciones de 2023?.

La convocatoria del embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, fue hecha en un ámbito que estaba siendo observado por toda la dirigencia argentina: el Consejo de las Américas, donde disertaron en los últimos días figuras de distinto origen y varios gobernadores.

"He oído a Horacio (Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que había disertado en el panel anterior) hablar de que quería ser parte de una coalición en el próximo gobierno que salvara al país; yo les digo que el momento es hoy, que no esperen a las elecciones de 2023, sin importar la ideología o posición partidaria, unan sus fuerzas ahora mismo, este es el momento", fue la frase precisa.

“Mi sugerencia, como alguien que ama la Argentina y ve su potencial –amplió Stanley– es que tienen que trabajar en los acuerdos desde ahora, no esperen 16 meses. Tienen el insumo y el mundo tiene la demanda. Este es el momento para hacerlo”.

Hasta acá la textualidad.

¿Qué hay en el fondo?

Primero, hay que leerlo en términos de geopolítica.

El avance de los populismos desde Venezuela, Perú, Bolivia, hasta la Argentina y, muy probablemente Brasil con un potencial triunfo de Lula, preocupa a Washington.

Un acuerdo político fuerte entre las fuerzas argentinas neutralizaría, por ejemplo, estas jugadas de Alberto Fernández con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en la que están justamente esos países.

Quizá lo del embajador pueda ser un anticipo de lo que Joe Biden conversará con Alberto Fernández cuando lo reciba en la Casa Blanca.

Pero si miramos el frente interno argentino también puede ser leído como un salvavidas para Sergio Massa.

Hay varias razones, pero la más importante es que dentro del kirchnerismo Sergio Massa, el ministro de Economía, resulta el más potable para Estados Unidos.

Es obvio que entre Alberto Fernández, Cristina Fernández y Massa, la apuesta de la capital y de los capitales estadounidenses es Massa.

El problema está en la respuesta de la oposición.

Si acepta, debería analizar bien cuánta responsabilidad deberá compartir y cuál será el papel de Cristina Fernández, cada vez más radicalizada en sus posiciones.

Si no acepta, no va a resultar fácil si gana en 2023, acercarse a Estados Unidos para golpear las puertas por alguna ayuda más.

Guste o no guste, en un contexto de crisis, la Argentina debería mirar a Estados Unidos como un socio necesario.

Tal vez no deban volver las relaciones carnales, pero sería importante buscar otro aliado que contrapese el poderío chino, al que parte del kirchnerismo quiere abrir las puertas sin medir las consecuencias.

Por cierto, el Gobierno salió a frenar el intento estadounidense: “Empecemos por casa para hacer coaliciones, es muy fácil opinar sobre otro país, la situación de cada país es de cada país y cada uno sabe cómo la maneja. Hay que ver si preguntan por qué allá no hacen una alianza los demócratas con los republicanos”.

De Gabriela Cerruti con su habitual diplomacia.