En el país de las estatuas cansadas
26/03/2025 | 14:42Redacción Cadena 3

Hoy quiero reflexionar sobre un tema que trasciende la simple remoción de estatuas y monumentos en nuestro país. La reciente destrucción de la estatua de Osvaldo Bayer, un referente de la cultura argentina, nos invita a cuestionar el rumbo de nuestra batalla cultural. Este acto, que se realizó con una pala mecánica en un día feriado, no solo representa una falta de respeto hacia la figura de Bayer, sino que también se inscribe en un patrón más amplio de confrontación y violencia ejercida sobre la memoria colectiva. Como bien dice Osvaldo Bayer, estamos en el país de las estatuas cansadas, donde el pasado parece no encontrar su lugar.
Me pregunto si realmente hemos aprendido algo de nuestra historia. Las estatuas, esos monumentos que deberían servir como recordatorios de lo que somos, a menudo se convierten en puntos de disputa. La acción de desmantelar la estatua de Bayer no es un hecho aislado. Se trata de un síntoma de una sociedad que, en lugar de dialogar, opta por la destrucción. La cultura, como bien sabemos, es un campo de batalla. Pero la forma en que se libran estas batallas es fundamental. Se puede criticar a Bayer por su visión de la Patagonia en su obra "La Patagonia Rebelde", pero eso no lo convierte en un corrupto. Su interpretación, aunque discutible, es parte de una narrativa más compleja.
Es cierto que hay aspectos de la historia que Bayer no aborda, como los gendarmes y policías caídos o las tensiones territoriales con Chile. Sin embargo, la respuesta no puede ser la violencia. Recordemos el caso de la estatua de Colón en 2015, que fue derribada en un acto impulsado por la expresidenta Cristina Fernández, a pesar de una cautelar que lo impedía. Este tipo de acciones no solo desdibujan el contexto histórico, sino que también alimentan el ciclo de odio y resentimiento que tanto daño nos hace como sociedad.
En Córdoba, el gobernador Schiaretti promueve la revalorización de Juan Bautista Bustos, pero la pregunta que surge es: ¿por qué no se puede respetar la historia en su totalidad? La avenida General Paz sigue en pie, y, si pueden coexistir ambas narrativas, ¿por qué no hacerlo? La historia no es un campo de batalla donde solo un bando puede ganar. Es un mosaico de experiencias, visiones y voces que merecen ser escuchadas.
En este contexto, es fundamental que aprendamos a dialogar sobre nuestro pasado sin recurrir a la violencia. La cultura debe ser un espacio de encuentro y reflexión, no de confrontación. La destrucción de estatuas no resuelve nada; al contrario, perpetúa el ciclo de división y rencor. Debemos encontrar formas más civilizadas de abordar nuestras diferencias y construir un futuro donde todos los relatos tengan su lugar.
Así, la historia de Osvaldo Bayer y la reciente demolición de su estatua nos recuerdan que, en lugar de destruir, debemos construir puentes. La cultura no debe ser un campo de guerra, sino un espacio de diálogo y entendimiento. La memoria colectiva se enriquece con la diversidad de perspectivas, y es nuestra responsabilidad protegerla y valorarla en su totalidad.