Inundaciones en Bahía Blanca: vuelven las clases y se amplía el transporte

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Bahía Blanca intenta recuperarse trece días después del trágico temporal que dejó 16 víctimas fatales, mientras que continúa la búsqueda de las dos niñas desaparecidas, Delfina y Pilar, de uno y cinco años.

La fiscalía desmintió los rumores que circularon en las redes sociales que afirmaban un número mayor de víctimas fatales. 

Para este miércoles se prevé que la mayoría de las escuelas reabran sus puertas, marcando un paso hacia la normalidad.

En el centro y en barrios aledaños, los daños siguen a la vistas con montañas de objetos perdidos y los comerciantes enfrentan la difícil tarea de reconstrucción. "Tenemos que empezar de cero, no nos queda otra", dijo un vecino a Cadena 3.

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El sanatorio Maternidad del Sur, ubicado a dos cuadras de la Municipalidad, vivió horas críticas durante la inundación. "El agua llegó a la cintura y nos quedamos sin electricidad", relató Noelia, una de las supervisoras.

Los trabajadores del centro de salud debieron enfrentar la escasez de oxígeno y tuvieron que evacuar de forma urgente a los pacientes críticos. "Fue muy difícil porque sin luz nos quedábamos sin batería para comunicarnos. Las decisión se tomaban al segundo", comentó Noelia.

El hospital Penna, lleno de pacientes, sufrió problemas eléctricos durante varios días y actualmente se utilizan generadores donados por el basquetbolista Manu Ginóbili, quien tuvo a sus hijos en ese hospital.

Para este miércoles el transporte público volverá a funcionar hasta la medianoche y la ciudad espera retomar su ritmo normal a medida que avanza la recuperación.

Ingeniero White: epicentro de la tragedia y la solidaridad

A pocos kilómetros, en Ingeniero White, una comuna al sur de Bahía Blanca cercana al puerto, la situación es aún más crítica. Este lugar, uno de los epicentros de la inundación, muestra la magnitud del desastre y, al mismo tiempo, la fuerza de la respuesta colectiva. En la parroquia Exaltación de la Santa Cruz, convertida en un improvisado centro de acopio, las donaciones llegan sin cesar: ropa, agua, pañales, lavandina. 

María Teresa Vega, de la Sociedad de Fomento de Ingeniero White, nos guía por este caos organizado. “Ya asistimos a más de 4.500 familias”, contó. Su relato comienza el lunes posterior a la inundación, cuando el pueblo se quedó sin agua. Al abrir las puertas del teatro de la Sociedad de Fomento, se encontraron con 80 centímetros de agua y butacas sumergidas. “Era un caos. Llegó un camión de la reguera y los mismos camioneros nos ayudaron a limpiar para empezar a recibir la mercadería”, recordó. La cantidad de donaciones desbordó el espacio, y la parroquia, que no se inundó, se convirtió en refugio y depósito.

“Las donaciones llegan de todo el país”, aseguró María Teresa. Pero las necesidades han cambiado: “Con la ropa estamos cubiertos, pero faltan elementos de higiene personal, ropa de cama, toallones, colchones”. El agua arrasó con todo: heladeras, muebles, camas. “El 70% de las 14.000 personas de Ingeniero White perdió absolutamente todo”, estimó. Los negocios locales también colapsaron, dejando a la comunidad sin acceso a lo básico. “Nos igualó a todos. El que puede comprar no tiene dónde, y el que no tiene, no puede”, sentencia.

Jóvenes de la escuela técnica local también se sumaron como voluntarios, demostrando una “juventud hermosa” que emociona a quienes coordinan la ayuda.

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Informe de Juan Federico, enviado especial de Cadena 3 a Bahía Blanca.

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