Guillermo Ariel Pereyra dejó a los 14 años su Río Cuarto natal para comenzar la carrera futbolística, que lo llevaría a jugar en la primera división de Argentina, España, Rusia y Suiza.
Hoy, a los 40 años, admite que el fútbol aún le apasiona y que le encantaría continuar ligado al deporte, pero que desconoce en qué área o cargo se desempeñará durante estos años.
“La verdad es que mi experiencia como entrenador en Santamarina de Tandil me encantó. La disfrute y descubrí que es que es totalmente diferente a la del futbolista”, dijo en diálogo con Cadena 3.
Asegura que la actividad de los directores técnicos es 24/7. “Nunca te desconectas. Me sirvió para conocer otro aspecto del fútbol, y ahora estoy estudiando para director deportivo”, agregó.
“Guille”, como también se lo conoce, debutó en River junto con una camada de futbolistas también surgidos de la segunda ciudad más importante de Córdoba.
“La liga de Río Cuarto en ese momento era muy buena, fuerte y con jugadores muy interesantes. Con Pablo Aimar y Franco Costanzo tomamos mayor notoriedad por llegar a River”, señaló.
Guarda los mejores recuerdos de ellos cuando aprovechaban los fines de semana libres o la autorización del club para volver a casa con sus familias.
“La pensión fue una etapa hermosa, pero difícil. Con Franco, algunas veces terminábamos de jugar, ni nos bañábamos y nos tomábamos el primer colectivo. Quizá duraba más el viaje que el estar con la familia”, relató.
Sostuvo que el ex arquero de River, por su particular forma de ser, encontró su lugar en Suiza. “Tiene la suerte de vivir ahí con su familia. Él necesita ese anonimato para ser feliz”, expresó.
También aseguró que celebró la designación del “Payasito” y Diego Placente en la AFA. “Son los mejores embajadores y quienes pueden transmitir ese amor por la camiseta. Pablo tiene una idea clara y para todos los chicos es un referente. Por algo es el ídolo de Lionel Messi”, declaró.
Sobre el astro rosarino tras la dura derrota del Barcelona con el Bayern Munich, Pereyra dijo que el gran problema es que viene de años de rendir al máximo y de realizar cosas extraordinarias cada fin de semana.
“Más allá que es un fenómeno, no deja de ser un ser humano que puede tener altibajos. Al equipo se le fueron piezas claves y todos los que llegaron no estuvieron a la altura ni rindieron como se esperaba”, añadió.
Respecto a la Selección argentina, respaldó el ciclo de Lionel Scaloni, a quien también conoce y admira, y destacó la capacidad de superar las críticas apenas asumió.
“Le dio una identidad y está encontrando el recambio que hace falta. Los nuevos chicos y el cuerpo técnico tienen hambre, y eso puede ilusionar a Messi para lograr lo que no pudo con Argentina”, afirmó.
No obstante, opinó que en el fútbol ya no se gana con la camiseta ni con la billetera. “La Champions League está dando muchas sorpresas. Es una cuestión de trabajo”, indicó.
El ex volante central, por otro lado, habló del paso por el Lokomotiv Moscú y confesó que fue su peor año de la carrera, ya que sólo jugó nueve partidos.
“Yo no tenía traductor, no entendía nada y las cosas simple del día a día se me complicaban mucho. Esto te dificulta a rendir y concentrarte en jugar. Además, aparecen las lesiones”, comentó.
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Luego, continuó: “De lo contrario, mi paso por el BSC Young Boys de Suiza me sorprendió para bien. Firmé contrato y me dieron un itinerario de seis meses de entrenamientos, partidos y descansos que se cumplió a rajatabla. Allí pude recuperar la ambición que perdí en Rusia.
A lo largo de 14 años en el fútbol de fútbol de elite, que incluyó pasos por el Mallorca, Real Murcia y San Lorenzo, conoció entrenadores de todo tipo, pero destaca aquellos que priorizan el factor humano.
“El DT puede saber más y leer un partido, pero debe ser capaz de llevar un grupo; de mantener motivado a todos, incluso a los que no son titulares, todos los días; y que estén convencidos de una idea”, señaló para luego nombrar a Ramón Díaz, Manuel Pellegrini y Luis Aragonés como quienes más lo marcaron.
En otro fragmento, entrevista retomó sobre Río Cuarto, mostrando su alegría de que Estudiantes haya alcanzo la segunda división y esté peleando un lugar por el ascenso.
“Y de Osvaldo Wehbe tengo los mejores recuerdos, porque me entrevistaba todos los años. Y no sólo preguntaba de fútbol, sino de la vida. Siempre me alegraba su llamado para una nota”, agregó.
Por último, expresó su desazón por encontrar el país en la misma situación de cuando lo dejó. “Por ahí me pregunto qué hago acá, cuando yo viví en Mallorca y en otros lugares. Me da rabio que no haya un mejor nivel de vida”, concluyó.
Entrevista de La Previa.
