Valeria Correa Fiz: “Me gusta decir que todos somos, en algún momento, el secreto de alguien”

Por Lucía Fernández Cívico

Este jueves 15, desde las 20, la escritora rosarina Valeria Correa Fiz presentó “Hubo un Jardín” (Ed. Páginas de Espuma, España) y estará además el sábado conversando (vía streaming) con Samantha Schweblin desde las 16.

Valeria vive en Madrid hace veinte años y en su visita a la ciudad de Rosario, conversó con Entre Líneas.

- ¿Cuál es el lugar del "bien" y el "mal" en tu libro Hubo un jardín?

En mi libro anterior, “La Condición Animal” que es un libro que tiene doce relatos, yo buscaba trazar una cartografía del mal y partía con un primer relato de una especie de traición en una pareja, un mal menor, algo que puede residir en un escenario doméstico y terminaba con una pandemia, con un daño ecológico y que abarcaba a todo el mundo. Es un libro del año 2014 que lamentablemente resultó ser oracular.

En Hubo un jardín, son siete relatos en los que interviene una voz adulta que recuerda un episodio de pérdida de inocencia, de caída que se produjo durante su juventud. En este libro estoy trabajando con el reverso del mal: trabajo un poco con la culpa de quienes han participado, permitido o posibilitado “el mal” y también con el secreto. A mí me gusta decir que todos somos en algún momento el secreto de alguien, alguien nos desea el mal en secreto, alguien ama en secreto, alguien nos envidia en secreto.

Son relatos que trabajan desde la memoria y por tanto no son lineales, sino que trabajan con altas dosis de intriga y tensión narrativa, y aunque son muy diferentes entre sí, tienen en común la culpa y el secreto, pero también ciertos aspectos que los acercan al thriller.

- ¿Qué significa Rosario para vos?

Yo me siento muy rosarina, hace más de veinte años que no vivo en Rosario, pero la ciudad dejó en mí una marca indeleble. Tanto es así que cuando escribí el primer libro, que era un libro de relatos muy violentos, muy turbios y me pidieron que escribiera la biografía para el interior de portada, era mi primer libro y no había gran cosa que poner. Pero lo que sí puse era que había nacido en Rosario, a orillas del Paraná y que todavía conservaba el humor sedicioso y turbulento que habían dejado las aguas en mí, a pesar de esa distancia geográfica y espacial que me separaba de la ciudad y su río.

- ¿Leés autores y autoras locales?

Yo regreso casi todos los años a la Argentina y por supuesto a mi ciudad, e intento leer un poco todo lo que está pasando en el país que tiene una gran efervescencia literaria.

Claro que leo rosarinos e leído rosarinos, como yo digo “exportados” como puede ser Elvio Gandolfo, también a Patricio Pron que está en Alemania, María Negroni, que estuvo en Estados Unidos y ahora regresó; por supuesto al gran Laiseca ya fallecido y a Angélica Gorodischer rosarina por adopción. Pero también a Marcelo Scalona, a Javier Nuñez, Mariana Travacio, a Beatriz Vignoli gran poeta rosarina, seguramente me estoy dejando muchos nombres afuera, pero sí me gusta estar al tanto de lo que pasa en mi ciudad y en mi país literariamente hablando.

- En Hubo un jardín aparecen muchos escenarios locales.

Sí, hay muchos espacios rosarinos: uno de los cuentos sucede en la esquina de Tucumán y Balcarce, en el Bar del Mar, otro en el Parque España en el punto donde dicen que ese suicidan perros y hay un cuento de ficción que involucra ese hecho real, también hay un cuento protagonizado por una rosarina inmigrante en España.

Y yo creo que en general este libro, que ya fue publicado en España y que ha sido catalogado como un libro “muy Argentino” por sus espacios y el lenguaje, es más bien un libro “muy rosarino”.

- ¿A quién/es leés?

Voy a contestar hablando más bien de lo que releo, porque yo doy muchos talleres de escritura creativa en el Instituto Cervantes de Milán, y también en algunas escuelas de Madrid, en este momento estoy dando muchos talleres de narrativa breve. Entonces estoy releyendo autoras norteamericanas o en lengua inglesa del cuento, que a mí me gustan mucho como son Lorrie Moore, Amy Hempel, Kelly Link, Alice Munro por supuesto infaltable el gótico sureño de Eudora Welty y Flannery O'Connor, una lista muy larga específicamente de mujeres. Aunque por supuesto no excluyo a dos maestros del género como son Salinger y Carver, y también debería decir Cheever, bueno podría estar hablando un largo tiempo de mis filias lectoras.

- El sábado vas a participar de una conversación vía streaming con Samantha Schweblin, ¿se puede adelantar algo de lo que sucederá allí?

Estaré en diálogo con la escritora argentina: Samantha Schweblin recientemente galardonada con el Premio José Donoso. Ella reside en Berlín y vamos a estar hablando sobre toda su obra, su visión literaria y nos vamos a centrar en tres cosas muy características de toda su obra, que es cómo trabaja esas distorsiones de lo real, cómo manipula el material realista para que tenga esos tintes de fantástico, cómo trabaja la tensión narrativa porque los libros de Samantha son libros que no pueden dejar de ser leídos. Y también quisiera hablar con ella de ese interés que tiene por los aspectos torcidos de las relaciones domésticas,esa introducción casi siempre en el ámbito de la familia o en las relaciones materno filiales, de un elemento que hace que lo cotidiano se vuelva desasosegante o siniestro.

Valeria Correa Fiz estará este sábado 17 de 16 a 17 hs. Conversación con Samantha Schweblin (vía streaming). Presenta Valeria Correa Fiz. Auditorio Angélica Gorodischer.

Además los días viernes 16 y sábado 17 por la mañana, dictará un taller de escritura Taller de escritura creativa en en el que se trabajarán en detalle los mecanismos que crean la tensión desde la primera línea y sus diversas modalidades: ¿Por qué hay libros que se apoderan de nosotros en las primeras líneas? ¿Qué mecanismos nos inducen a seguir leyendo con ansias? ¿Cuáles son los recursos que nos hacen sentir lo leído en el cuerpo?

Fecha: viernes 16 y sábado 17 de septiembre de 9:30 a 12 hs

Lugar: Mal de archivo. Urquiza 1613. Rosario

Inscripción: [email protected]