La experiencia de desayunar en un palacio francés por $280

Por Micaela Rodríguez. 

Desde 1914 -fecha de su inauguración- y durante casi un siglo, los únicos que podían ingresar y disfrutar de las instalaciones del Centro Naval, eran sus socios. Las visitas guiadas empezaron hace pocos años y tuvieron que ser suspendidas por la pandemia. Ahora, volvieron a abrir las puertas al público pero sólo para desayunar o almorzar.  

“La mayoría de los socios son grandes y con la pandemia dejaron de venir, pero nosotros tenemos que seguir manteniendo el lugar. Así que decidimos abrir las puertas también para que el público lo pueda conocer y disfrutar”, cuenta Armando González, encargado del Centro Naval.

Todo aquel que cumpla con el código de vestimenta puede  ingresar a desayunar o almorzar. “Es más fácil decir qué no se puede, que lo que se puede. Antes había que venir de saco y corbata y los socios no podían sacarse el saco para comer. Pero ahora cambió todo. Lo único que no se permite es la ropa deportiva y las bermudas”, destaca Armando.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Para desayunar, la promoción vigente incluye un café con leche con tres medialunas por 280 pesos. El horario es de 9:30 a 11:30 horas. Se puede pagar con efectivo o tarjeta de crédito.

De 12:00 a 15:30 se puede almorzar a un precio muy accesible: 800 pesos. Hay tres opciones de plato principal, con postre, café, y una copa de vino o un vaso de agua. Tanto el desayuno como el almuerzo es de lunes a viernes.

“La respuesta del público fue excelente. La verdad es que es un lugar seguro, lindo y donde pueden pasar un gran momento”, sostiene el encargado del Centro Naval.

El palacio de afuera llama la atención desde cualquier ángulo. Tiene una imponente fachada, aires parisinos y es excelente el estado de conservación en general del edificio. 

Lo que más llama la atención en la entrada del Centro Naval es un portón enorme de bronce, realizado con los cañones de la Guerra de la Independencia, que fueron fundidos para tal fin. Una vez en el interior, se puede apreciar una escalera central de mármol, antiguos ascensores de hierro, y en el techo, pinturas al fresco. Todo un palacio digno de admirar.

En el segundo piso se encuentra un fastuoso salón que usualmente es alquilado para grandes eventos, como casamientos; mientras que en el piso 6 se puede acceder al amplio y sobrio comedor, para poder disfrutar de las promociones de desayuno y almuerzo. 

Una gran oportunidad de recorrer un palacio en pleno centro porteño, que durante años recibió solamente a sus socios exclusivos y que ahora, le abrió las puertas al resto del mundo.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

Temas