El resurgir de un gigante

Por Ignacio García Iturriza

401 días tuvo que esperar Atenas para volver a la Liga Nacional. El equipo que participó en 1985 del partido inaugural de la competencia más importante del básquet nacional y que llenó sus vitrinas con nueve títulos, finalmente logró este viernes 21 de junio terminar con la pesadilla.

Una pesadilla que para algunos fue inaguantable, pero que con el diario del lunes sirvió para volver a conectarse con la gente, esa misma que se había alejado durante tantos años y que hoy ocupó cada una de las 3.500 butacas del polideportivo Cerutti.

Porque no hay nada que se pueda hacer cuando un hincha se identifica con su equipo y siente que a pesar de todo, hay esperanza. Esperanza color verde. Podrían haber sido más días, quizá podría no haber sido nunca, pero Atenas es más grande que cualquiera. 

Y lo demostró ante Racing de Chivilcoy, que batalló con uñas y dientes, pero que se encontró con un equipo comandado por Lucas Arn, el capitán, el emblema y el héroe de este ascenso. De los 18 partidos que Atenas jugó en los playoffs, fue el goleador en 14 de ellos. Demencial.

Lucas Arn y el alivio del deber cumplido. Foto: Daniel Cáceres/Cadena 3.

Si alguien se animaba a preguntarle a algún hincha del "Griego" el día que descendió en la cancha de San Lorenzo cómo se imaginaba el regreso a la Liga Nacional, hubiese imaginado una escena similar a la que se vivió: con un estadio reventado, un equipo que defiende a "muerte" la camiseta y un resultado holgado en un juego decisivo, para darle más dramatismo. Sin dudas, que nadie lo hubiese tomado en serio.

El descenso fue un golpe duro, durísimo. Que obligó a cambiar el mando del club y tomar decisiones drásticas: inyectar más dinero, armar un equipo de cero (acorde a la segunda división), terminar el estadio y sobre todo reencontrarse con el amor de los hinchas.

Este sábado por la madrugada, mientras escribo, pienso que esos puntos se cumplieron. Por eso este gigante del básquet argentino no solo dice que está de vuelta, sino que llega con amor propio y ganas de más. La ciudad lo acompaña, porque anoche no solo los hinchas de Atenas hicieron fuerza para que ganara. Toda Córdoba lo celebró.

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Como una crecida que transita a toda velocidad por La Cañada, Atenas volvió a demostrar que tiene algo especial. Una mística peculiar, una fuerza que alimenta esa sed de victorias.

Solamente dos equipos habían logrado ascender campeones en su primera temporada en la segunda división: Santa Paula de Gálvez y Quilmes de Mar del Plata. Los otros cuatro que lograron volver a la Liga Nacional en un solo año fueron segundos o terceros. 

Incluso, desde 2014 que no sucedía este fenómeno. Pero Atenas lo hizo. Además, se convirtió en el tercer equipo en ascender siendo antes campeón de la Liga Nacional, los otros dos fueron Ferrocarril Oeste (compró plaza en 2015) y Libertad de Sunchales en 2018.  

Esta claro, estamos hablando del equipo más importante del básquet nacional. Una derrota anoche hubiese significado un fracaso rotundo. No hay medias tintas en eso. Pero al haber logrado el objetivo, este cobra más valor a medida que pasa el tiempo. No es fácil jugar la Liga Argentina o el TNA antes. Y "El Griego" lo hizo siendo campeón.

Una palabra (campeón) que le viene siendo esquiva desde hace décadas, porque la última vez que ganó la Liga Nacional fue en 2009, hace 15 años. Una sequía inaguantable, que finalmente vio su fin. Este es el primer paso, el más importante del último lustro, pero que desafía a la nueva dirigencia a pensar en grande, a ir por más. Y por eso el hincha cordobés se ilusiona con lo que vendrá y festeja que el gigante resurgió.  

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