Una mirada distinta sobre Roma, una de tantas

Alberto Roselli

Si algo ofrece esta bella ciudad de Roma es la posibilidad de ser vista de infinitas y personalísimas maneras.

Una capital mundial que, con sus más de tres millones de habitantes sólo en la zona urbana, encierra, con diferencia de pocos metros, bellezas que superan los dos mil quinientos años de antigüedad con otras contemporáneas.

Esta ciudad, conocida y construida sobre y alrededor de las famosas siete colinas, aporta, además de pintorescas postales urbanas, la oportunidad del paisaje, de lo natural, de pasar de lo inmediato y cercano a lo bellísimamente lejano y paisajístico.

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Hace apenas pocas horas, en esta estadía romana hemos podido conocer parte –y pequeña- del Palacio Apostólico del Vaticano, residencia natural de los papas hasta que el actual, Francisco, decidiera mudar sus huesos a la residencia Santa Marta, construida originalmente para albergar a los cardenales en tiempo de cónclave.

A propósito, sobre Santa Marta: cuenta a lo largo de sus cinco pisos con casi 150 habitaciones, todas individuales, setenta de las cuales están ocupadas de manera permanente por trabajadores del Vaticano.

Por supuesto, no cualquier visitante accede a alojarse allí que, por supuesto, tiene un costo diario además de la seguridad propia del lugar de residencia y trabajo cotidiano del Papa.

Además de la capilla, Santa Marta tiene varias salas de tamaño mediano para reuniones, encuentros y de espera, a la vez que un salón está dispuesto como comedor, junto a una cocina.

Pero, volviendo al Palacio Apostólico: son esos edificios que aparecen a la derecha de quien se planta de frente a la Basílica de San Pedro, donde está la ventana desde la que el Papa cada domingo comparte el rezo del Ángelus con los asistentes.

Junto a ese sector, destinado a los papas, y justo al costado, entrando por el Patio de San Damaso, se encuentra la Secretaría de Estado Vaticana, órgano de gobierno de este pequeño e influyente país.

Por cuestiones del oficio, allí ingresamos y, desde el tercer piso, casi por asomo, pudimos acceder a espacios llenos de belleza, no sólo artística, sino también natural.

Estas líneas están ilustradas por fotos tanto en la terraza de la Secretaría de Estado, desde donde puede verse el frente de la Basílica, como el techo de La Sixtina y, sobre todo, el paisaje que, a lo lejos, permite ver los cerros donde está Castelgandolfo y las siluetas de los Apeninos.

Todo esto sin contar el paisaje de la ciudad de Roma, típico, de casas bajas casi siempre en amarillo suave con inevitables techos de tejas rojas.

Desde algunos parques verdes, hasta el Palacio del Quirinal, donde reside el gobierno italiano.

Lo importante es no caer en la tentación de “no entender”. Sugiero, con paciencia, detenerse en las fotos y tratar de entrar en los detalles, incluso con la imaginación activada.

De yapa, un breve video de una “sala de espera”, un pasillo, cargado de simplicidad y exuberante belleza –y no es contradictorio- explicado por el padre Guillermo Karcher, argentino, de raíces cordobesas, que hace más de treinta anos trabaja allí. A disfrutar, porque donde está Cadena 3 están ustedes.