Con prisión domiciliaria, la dejaron ir a ver al marido preso y le llevó droga

Juan Federico

El llamado anónimo ingresó el 16 de marzo último en la fiscalía antidrogas que dirige Carlos Cornejo. Al otro día, dijo el informante que no quería ser identificado, una mujer iba a ir a la cárcel de Bouwer para llevarle droga a su marido, preso justamente por vender estupefacientes. Para ello, agregó el datero, ella iba a utilizar a sus pequeños hijos.

Un detalle no pasó inadvertido en la mesa de los investigadores: la mujer también había sido condenada junto a su pareja en la misma causa por narcomenudeo. Pero ella se salvó de ir a la cárcel, porque primó el interés de cuidar a los dos niños de 1 y 5 años, por lo que recibió el beneficio de la prisión domiciliaria. Y le colocaron una tobillera electrónica para controlar que no violara este instituto.

No obstante, luego el Juzgado de Ejecución Penal 3 de Córdoba le dio un nuevo beneficio: la autorizó a abandonar su hogar, una vez por semana, para trasladarse a la cárcel para varones de Bouwer y visitar a su marido detenido.

Condenada por narcomenudeo, con la prisión domiciliaria y de nuevo beneficiada con poder salir de su casa una vez por semana para viajar hasta el penal de Bouwer a ver a su pareja.

Otra vez en Córdoba un fallo polémico en cuanto a los reales límites de las personas condenadas. De nuevo, mujeres detenidas en sus domicilios que pueden salir de sus casas con la venia de la Justicia.

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Lo concreto es que el pasado 17 de marzo, cuando ella llegó hasta el ingreso del penal de Bouwer junto a sus hijitos de 1 y 5 años, los guardiacárceles ya estaban avisados. Los apartaron de la fila de ingreso y los sometieron a una rigurosa requisa.

Fue entonces que se descubrió que entre las ropas de uno de los niños la madre había escondido 172 dosis de marihuana.

De inmediato, la mujer quedó detenida, otra vez, por infracción a la ley nacional de estupefacientes.

En diálogo con Cadena 3 el fiscal Cornejo contó que se montó un operativo a través de una denuncia anónima que alertó a los efectivos de esta situación.

"Ella está cumpliendo la condena en modalidad domiciliaria por sus hijos menores de edad y se monitorea con tobillera electrónica", detalló y agregó que la mujer tenía permiso para visitar a su pareja, preso por venta de drogas.

Ahora, la Justicia debe analizar si le revoca o no la prisión domiciliaria.

El caso plantea múltiples perspectivas de análisis. Por un lado, hasta dónde los derechos de los detenidos se superponen con el cumplimiento efectivo de una pena.

Pero, al mismo tiempo, revela cómo las mujeres y los niños son cada vez más utilizados para el tráfico de drogas, tanto en la venta al menudeo en los barrios como en llevar las sustancias ilícitas a los penales de Córdoba. Allí, la droga se vende y se consume.

Hace tres semanas, fue desbaratada una organización que reclutaba embarazadas para que llevaran la droga al penal de Cruz del Eje. Los traficantes saben que por seguridad del bebé que está en el vientre, estas mujeres no son sometidas a los escáners de rayos equis, por lo que intentaban que ingresaran las sustancias escondidas en el cuerpo.

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El último fin de semana, se detectó un caso similar en la cárcel de Bouwer. Una joven embarazada fue sorprendida en una requisa con droga adosada al cuerpo cuando pretendía ingresar a visitar a su pareja, un hombre detenido justamente por una causa de narcomenudeo. La mujer quedó a disposición de la fiscal antidrogas Milagros Rivas.