De casualidad, atraparon al protagonista de una fuga insólita

Juan Federico

Fueron 821 días de una libertad insólita. Cuando el sábado último a la noche los policías encontraron a Mario Francisco Lell malherido en una avenida de la ciudad de Córdoba jamás imaginaron que estaban ante un prófugo que había protagonizado uno de los mayores bochornos judiciales de los últimos tiempos.

Lell es un viejo conocido del sistema penal. En 2015 fue condenado por estafas virtuales. En 2021, otra vez regresó a prisión, acusado de amenazas, amenazas calificadas, lesiones graves y por el uso de arma de fuego. Ya detenido en la cárcel de Bouwer, comenzó a ser investigado por nuevas estafas.

A principios de 2022, ya estaba todo listo en la Cámara 7° del Crimen para que fuera juzgado por las amenazas. Pero hubo un contratiempo que obligó a retrasar un poco el juicio. 

En febrero, desde Paraná, Entre Ríos, la Justicia lo reclamó, ya que allí tenía otra causa por estafas. El Servicio Penitenciario lo trasladó hacia aquella provincia para que pudiera defenderse. No lo logró: terminó condenado a dos meses de prisión. Como su madre y un hermano viven en esa ciudad, su abogado pidió que se quedara allí a cumplir su condena hasta que se realizara el juicio pendiente en Córdoba. La solicitud fue aceptada.

Cuando en la Cámara 7° del Crimen se acordaron de que ya era hora de juzgarlo, a principios de aquel abril de 2022, mandaron un exhorto a Paraná reclamando que a Lell lo mandaran de regreso a Bouwer. Pero ya no estaba en la cárcel entrerriana. Cuando cumplió los dos meses de su condena en esa provincia, el juez local ordenó liberarlo. Nadie se acordó que debía quedar detenido por sus causas penales en Córdoba.

Lell no se preocupó por el error. Agradeció a los guardiacárceles cuando le abrieron los barrotes de la celda y se marchó caminando, con las manos en los bolsillos y el bolso sobre la espalda. Apenas puso un pie en la calle, desapareció. Sabía que pronto se iban a dar cuenta del error.

En realidad, pasaron 72 horas hasta que la Justicia de Entre Ríos y la de Córdoba se dieron cuenta con que el detenido se les había perdido.

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Lell pasó a estar prófugo. "Él no se fugó, había sido liberado", repitió desde entonces su abogado Axel Aurich.

Nada se supo del Lell desde entonces. Hasta que el sábado último a la noche, los policías que patrullaban por una avenida de la ciudad de Córdoba se toparon con un hombre tirado. A simple vista se lo veía golpeado y con una fractura en una de sus piernas. El desconocido dijo que había tenido una pelea, que intentó escapar saltando la tapia de una casa y que fue entonces que se quebró. Y dio una identidad falsa.

Pero nada cerraba. Apenas fue internado en el Hospital de Urgencias se corroboró que en realidad el herido era el prófugo Lell. Dos años, dos meses y 28 días después de aquel insólito error judicial, lo acababan de atrapar. De casualidad, porque una pierna fracturada le impidió continuar huyendo.

Del Urgencias pasó al hospital modular de la cárcel de Bouwer. Tiene un largo proceso de recuperación por delante. "Mi cliente está detenido e internado. Se encuentra a disposición de la Justicia y ahora estamos analizando la estrategia a seguir. Cuando se retome la actividad judicial luego de la feria es posible que se desarrolle el juicio que estaba pendiente", apuntó el abogado Aurich. Además del juicio en la Cámara 7° del Crimen, a Lell le espera otra causa por ciberestafas.