Una brutal golpiza recibieron tres policías en medio de un operativo en la zona sur de la ciudad de Córdoba en procura de detener a dos "motochoros". Otra vez, un episodio de inseguridad que vuelve a desnudar cómo en algunos sectores de la Capital provincial a la fuerza de seguridad se le hace cada vez más difícil ingresar.
Según apuntaron fuentes de la Jefatura de la Policía de Córdoba, todo ocurrió en la noche del lunes. Primero, una llamada al 911 alertó que dos "motochoros" acababan de robarle el celular a una mujer que esperaba el ómnibus en barrio Inaudi.
Se cree que se trata de la pareja de ladrones que en las últimas semanas ya asaltó al menos 10 veces en la misma zona y bajo la misma modalidad: a punta de pistola, despojan de celulares, carteras y billeteras a quienes aguardan que el colectivo pase en algún momento.
Tras esta alerta, un grupo de móviles del CAP de Distrito 4 comenzó a buscar a los delincuentes.
De manera paralela, ya en la zona de Villa Angelelli, un hombre de nacionalidad peruana denunció que dos "motochoros" le acababan de aplicar un culatazo al intentar robarle, sin éxito, su teléfono celular.
Esta vez, la alerta llegó al CAP Rural sur, que cubre esa zona de la periferia cordobesa. Un sector que comprende Villa Angelelli, Villa Angelelli 2 (sobre todo, el asentamiento conocido como La Huertilla) y Nuestro Hogar 3. Un cordón social del sur capitalino que muestra con cada vez más frecuencia una violencia que detona ante cualquier situación.
Semanas atrás, una balacera en Villa Angelelli 2 dejó un joven muerto, su hermano herido y, sobre todo, la evidencia de que allí las armas suelen conseguirse mucho antes que cualquier empleo formal.
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Antes, una disputa por un perro había generado otro tiroteo entre vecinos, a plena luz del día y en medio de familias que nada tenían que ver.
En el medio, los vecinos cuentan cómo algunos deben mudarse, bajo amenazas, mientras otros toman el control de sus viviendas para la venta de drogas. Una ley del más violento que se reproduce en cualquiera de sus formas.
En Nuestro Hogar 3, son los propios vecinos los que más de una vez han salido a perseguir, y a detener, a otros residentes del barrio que se dedican a robarles.
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Todas situaciones que desnudan una precariedad institucional que anoche otra vez quedó expuesta ante los ojos de quien quiera verla.
Los agentes del CAP Rural Sur pronto advirtieron la moto sospechosa, con los dos jóvenes arriba, mientras circulaba por un callejón que lleva a La Huertilla. Tras una breve persecución, lograron darle alcance y atrapar a uno de los supuestos "motochoros".
Pero fue entonces que aparecieron los móviles del Distrito 4, quienes habían sido alertados por el robo en Inaudi. Los agentes, que no conocían la zona, ingresaron por un pasaje de La Huertilla, que no tiene salida. "Ahí nomás, unas 30 persona les rodearon los móviles y comenzaron a atacarlos", graficó uno de los informantes.
Los policías terminaron emboscados en medio de la noche. Palazos y piedrazos terminaron por darle forma a los golpes que iban recibiendo. Un comisario y dos sargentos terminaron con cortes y politraumatismos. Uno de ellos, que recibió un fuerte golpe en la nuca, se desvaneció. Los móviles sufrieron evidentes daños materiales.
Fue necesario que intervinieran más policías para ponerlos a resguardo. En el medio, los atacantes le quitaron a los uniformados la moto que le acababan de secuestrar a los supuestos "motochorros".
Luego, fueron por más: intentaron atacar una sede policial ubicada en la zona, por lo que se dio aviso a la Guardia de Infantería.
"Nadie lo va a decir en voz alta, pero ya hay lugares a los que los policías no pueden entrar más. Hace un tiempo, en una fiesta clandestina en Nuestro Hogar 3 a los policías los atacaron a cadenazos. Para colmo, ya no pueden llevar las escopetas, y a eso estos delincuentes lo saben", amplió una alta fuente de Jefatura.
Pero esto no es todo. Al chequear la planilla prontuarial del único detenido, los policías se llevaron otra sorpresa: tiene un antecedente por robo calificado y había sido detenido mientras circulaba en una moto que había sido robada de Potrero del Estado, el predio en el que se amontonan los vehículos secuestrados por la Policía y la Justicia. Pero ya hace tres meses que gozaba de una libertad condicional.
