A más de dos semanas desde que Cecilia Strzyzowski (28) fuera vista por última vez ingresando en el domicilio de la familia Sena, en Santa María de Oca al 1400, Resistencia, Chaco, los investigadores de la Justicia provincial de esa provincia no dudan en asegurar que la joven fue víctima de un femicidio, pese a que hasta ahora no hay precisiones sobre su supuestos restos.
Este viernes a última hora, el fiscal Jorge Cáceres Olivera reiteró que Cecilia fue captada por una cámara privada de un vecino ingresando en esa casa junto a su novio (y exmarido) César Sena (19) a las 19.26 del viernes 2 de este mes. No hay ningún registro en el que se la pueda observar saliendo por sus propios medios de allí.
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La hipótesis judicial indica que adentro de esa casa, Cecilia comenzó a discutir con César y con los padres de éste, los poderosos líderes piqueteros Emerenciano Sena y Marcela Acuña. ¿El motivo? Una larga diferencia económica que sostenía con ellos.
Cecilia conoció a César a fines de octubre de 2021, a través de una aplicación virtual. Al poco tiempo, comenzaron a salir y se pusieron de novios. Pero los padres de él jamás aceptaron la relación, por la diferencia de edad y porque advertían que ella no era de la misma condición social que él.
Cecilia es hija de un hogar de clase media, liderado por su madre Gloria, en el que también vivía una hermana, Ángela. Las tres mujeres eran muy unidad. A ellas, se sumaba una tía abuela, Mercedes. Si bien no les faltaba nada, el poder adquisitivo de ellas era bastante inferior al que desde hace tiempo ostentaban los Sena. Piqueteros de casa de dos plantas y camionetas de alta gama.
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Lo concreto es que pese a las resistencias familiares, Cecilia y César avanzaron en la relación. Y en septiembre de 2022, pasaron por el registro civil, a espaldas de los padres de él, y se casaron.
Cuando Marcela y Emerenciano se enteraron de la novedad pusieron en grito en el cielo. La madre los obligó a divorciarse, por lo que sólo 10 días después de dar el sí ante la jueza, presentaron los papeles para romper el matrimonio. El acta de divorcio salió en diciembre, a tres meses de haberse casados.
Cuenta la familia de Cecilia que Marcela la presionó bastante para que ella firmara la ruptura. Que hubo una negociación subterránea, de la que pocos conocieron los detalles totales.
A través de los generosos contactos que el movimiento piquetero de Emerenciano tiene con el Gobierno chaqueño, a Cecilia le dieron un puesto en el Ministerio de Educación. Un sueldo mensual en blanco, al igual que gran parte de los militantes. Pero iba a trabajar poco y nada. Sólo le asignaron cargar unas planillas por computadora, desde su casa, y manejar parte de las redes sociales del grupo piquetero.
Además, quedó a su nombre un bar, Gato Negro, que César explotaba en la zona céntrica de Resistencia. La posesión de ese negocio se había convertido en una disputa entre Cecilia y la familia, ya que si bien en el último tiempo permanecía cerrado, ella aseguraba que no se iba a desprender de manera simple del local.
Aquí surge una de las pistas: ¿la estaban utilizando como testaferra? La Justicia federal que ahora tiene la investigación por el hallazgo de 6.000.000 de pesos en la casa de la familia Sena en medio de los allanamientos para buscar a Cecilia, sospecha que la joven pudo haber discutido por este motivo.
Además, le habrían prometido una vivienda social y 400 mil pesos en efectivo, todo para dejar sin efecto el matrimonio legal.
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En medio de todo esto, Cecilia y César continuaron como novios, en una relación repleta de altibajos durante todos estos meses. Incluso, en el último tiempo, estaban conviviendo en la casa de tía abuela de Cecilia, Mercedes.
El jueves 1° de este mes a la noche, Cecilia cargó su valija en la Toyota Hilux de César. Dijo que se iban de viaje a Ushuaia, por una supuesta oferta laboral que le habían conseguido. Amante de la danza y de las manualidades, Cecilia había renunciado a su antiguo trabajo en un call center, ante la insistencia de su novio para que dejara ese lugar.
Los investigadores hasta ahora no han encontrado ningún registro o reserva que permita corroborar que ese viaje realmente existió.
Consciente de que esta desmentida le juega en contra, César ya dejó trascender que en realidad junto a Cecilia se querían ir a Corriente, en un viaje terrestre, pero que les habían mentido a sus familiares. Por ahora, nadie le cree. Sobre todo, porque él nunca cargó una valija junto a la de su novia. A la tía abuela de ella, cuando le preguntó por qué no se llevaba ropa, le dijo que pensaba comprar todo en el viaje.
Lo concreto es que esa noche, tarde, quisieron ir al hogar de los líderes piqueteros, pero por la hora les avisaron que no los iban a dejar entrar. Ante esto, fueron al bar de ellos, que estaba cerrado, y luego a un motel ubicado en el Centro. Al otro día, volvieron a la casa de la familia Sena (donde César dormía algunas noches) y esta vez sí ingresaron.
¿Por qué querían ir a ese domicilio a encontrarse con los padres de él? ¿A qué se debía tanta insistencia? Los interrogantes desvelan a los investigadores.
Cecilia no salió más de allí. Para los fiscales, allí adentro se produjo una discusión en la que la mataron. Una pelea en la que ella reclamaba un dinero.
El móvil por todo esto, aparece como económico.
Se insiste con que se trata de un femicidio porque la idea de matarla fue para acabar con su pareja con César y sus reclamos económicos, según entienden los fiscales Jorge Cáceres Olivera, Jorge Fernando Gómez y Nelia Velázquez.
"Si bien no había denuncias previas de violencia física, con los testimonios que se están recabando se advierte que existía una relación asimétrica en la pareja, en la que Cecilia era víctima de violencia económica, entre otros puntos", cuentan los investigadores judiciales.
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Fueron dos policías los que el lunes 5 le tocaron la puerta a la madre de Cecilia y le dijeron que algo muy malo le había pasado. En la familia de la joven se indica que estos agentes en realidad tenían "infiltrados" en el movimiento piquetero y que se enteraron a partir de ellos.
La mujer denunció la desaparición el martes 6. Ese mismo día, policías de civil se apostaron a lo largo de dos cuadras del domicilio de los Sena. Treparon a los techos vecinos, localizaron cámaras de viviendas y montaron una discreta vigilancia. Hasta que el viernes se ordenaron los primeros allanamientos y las detenciones de siete personas: Emerenciano, Marcela, César y cuatro estrechos colaboradores de los líderes piqueteros Gustavo Obregón, su esposa Fabiana González, Gustavo Melgarejo y su expareja Griselda Reinoso.
Todos quedaron detenidos, salvo César que recién se entregó un día después.
Hoy, a Emerenciano, Marcela y César los acusan de haber matado a Cecilia y de haber reducido sus restos; a Obregón y a González, de haber sido partícipes necesarios del crimen (o sea, que sin ellos no fue posible matarla); mientras que Melgarejo y Reinoso asoman como partícipes secundarios (dieron apoyo a los criminales).
Melgarejo pidió declarar este martes y jueves, pero brindó pistas falsas para intentar quitar de las sospechas a Emerenciano.
Sin embargo, con el paso de los días y el avance de la investigación se observa cómo el poder de Emerenciano comienza a menguar. En el barrio que lleva su nombre, los propios militantes tiraron abajo un cartel en el que se hacía referencia a él. Dicen que lo hicieron por temor, porque están recibiendo amenazas. Por lo bajo, se ya observa una veloz disputa por quedarse con su lugar.
El movimiento mueve demasiado dinero y hoy es muy apetecible para aquellos que siempre estuvieron a las sombras de Emerenciano, un discípulo del líder piquetero Raúl Castells, del que luego se distanció.
Es en esta misma línea de lealtades que comienzan a resquebrajarse que el viernes a la tarde pidieron declarar otros dos detenidos, Obregón y González. Se trata de los más estrechos colaboradores de Emerenciano y Marcela. Y fue Obregón el que pateó el tablero, según trascendió: dijo que Emerenciano y César llevaron durante ese fin de semana bolsas a la chanchería ubicado en la zona de Puerto Tirol, en las afueras de Resistencia, y las prendieron fuego.
Se trata de un campo, propiedad de Sena, donde crían animales, en especial chanchos. Gloria, la mamá de Cecilia, dijo esta semana que ella creía que a su hija, ya muerta, la habían arrojado para que los chanchos se comieran los restos. Así de atroz.
En la causa se incorporó un video que no deja de perturbar a los investigadores. El domingo 4, Emerenciano fue a ese campo y elaboró chorizos para entregar a los presidentes de mesa que los iban a acompañar en las elecciones de las PASO que se van a desarrollar este domingo en Chaco.
Es que en toda esta historia aparecen gruesos componentes políticos que son imposibles de escindir al momento de explicar toda la secuencia que se está investigando.
A partir de un partido propio, Socialistas Unidos, sumaban al PJ del gobernador Jorge Capitanich a través del llamado Frente Chaqueño, bajo el sistema de colectoras.
Emerenciano figuraba como candidato a diputado provincial, lo mismo que Gustavo Obregón. Marcela, en tanto, se postulaba como intendenta de Resistencia y Fabiana González, como concejala.
El lunes posterior a las detenciones, el propio Frente Chaqueño solicitó a la Justicia electoral que anulara estas candidaturas,
El dato es tremendo: cuatro de los siete detenidos por lo que se sospecha ha sido un brutal femicidio eran candidatos en una lista que reportaba ganancias al oficialismo chaqueño.
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Se sabe que Emerenciano siempre tuvo una estrecha relación con Capitanich, que no sólo ofició como padrino cuando se casó con Marcela, sino que en incontables ocasiones visitó el barrio Emerenciano (construido con fondos públicos pero administrado por el movimiento piquetero) y resaltó el accionar de su líder.
La pista financiera que han esbozado los fiscales en torno al presunto asesinato de Cecilia agrega otro ingrediente de alto impacto político en este caso: de dónde salían los dineros que la joven les reclamaba a los padres de su novio.
