"Se habían prometido balas... y cumplieron". De esta manera un avezado investigador de Homicidios describió la génesis detrás de la brutal balacera que ocurrió en la noche del martes en barrio ciudad Obispo Angelelli 2 y que dejó el saldo de un joven asesinado y otros dos internados.
Una trama violenta que deja al desnudo el brutal poder de fuego clandestino que impera en cada vez más vastos sectores de la Capital cordobesa. Jóvenes que ya fueron judicializados, que regresaron a la libertad y que una vez más volvieron a involucrarse en la violencia más extrema.
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En la mañana de este miércoles, los peritos de la Policía Judicial aún continuaban recolectando vainas servidas: ya han encontrado 20, lo que revela la brutalidad de la balacera que ocurrió durante la noche del martes.
De acuerdo a la reconstrucción realizada por los investigadores policiales que trabajan bajo directivas del fiscal Guillermo González, todo sucedió minutos antes de las 22, en el corazón de ese barrio ubicado en la periferia sur de la ciudad de Córdoba.
Los mellizos Pablo Ezequiel Soria y Eduardo Soria, de 30 años, acababan de subirse en un Fiat Palio tras salir de la casa de una hermana. Iban a desandar las pocas cuadras que los separaban de la vivienda de uno de ellos cuando se toparon con un viejo contrincante. La causa sostiene, en base a los testimonios recolectados hasta aquí, que se trataba de Leandro Andrés Cornejo (32), también vecino de Obispo Angelelli 2.
Antes de continuar con el relato, un breve repaso de estas tres biografías.
La planilla prontuarial de Pablo Soria indica antecedentes penales por portación de arma de fuego, en 2014, y por infringir la ley de estupefacientes, en 2012.
Su hermano Eduardo tuvo un pedido de captura por una causa penal que después quedó sin efecto.
Y Cornejo había salido en libertad hacía poco, tras purgar una condena por amenazas calificadas. En 2017, la Cámara 2ª del Crimen lo había absuelto por el crimen de su hermano Marcelo Ezequiel Nieto, ocurrido el 25 de octubre de 2015 en el mismo barrio Villa Angelelli 2.
Estuvo preso hasta el momento del fallo pero se fue en libertad ya que fue beneficiado "por la duda". En la instrucción se había sostenido que Cornejo había matado a Nieto a balazos mientras discutían por el botín de un robo, hipótesis que no se logró comprobar durante el juicio.
Hoy, Cornejo está otra vez detenido, aunque por ahora en la cama del Hospital Florencio Díaz. Se lo acusa de haber matado a balazos a Pablo Soria durante la noche de ayer.
En la causa se sostiene que cuando los hermanos Soria se iban hasta la casa de uno de ellos se toparon con Cornejo en el medio del barrio. Y aquellas promesas de balas esta vez se hicieron realidad. "Al auto se lo dejaron como un colador", describió un informante.
Seis impactos en la chapa quedaron como huellas de una noche brutal.
En base a los testimonios que ya se obtuvieron en el sector, se cree que en esa esquina los Soria se bajaron a pelear. Y que Cornejo no estaba solo. Armas y cuchillos. Trompadas, "puntazos" y varios balazos. Y cuando los Soria volvieron al auto e intentaron escapar, más tiros durante la huida.
Los peritos ya recolectaron 15 vainas servidas en la esquina donde se produjo la balacera principal. Calibres 380 y 9 milímetros, lo que denota el poder de fuego. Pero a tres cuadras de allí, frente a una plaza, hallaron cinco más. En total, al menos 20 balazos cruzados. Incluso, algunos proyectiles terminaron contra la fachada de una casa.
Cuando los tiros se callaron, todo fue desesperación. Los hermanos Soria comenzaron a acelerar el Palio agujereado en busca de un hospital. Pablo ya agonizaba en el asiento del acompañante. Eduardo también estaba ensangrentado: luego se constataría que presentaba múltiples puñaladas, señal de que la pelea también fue cuerpo a cuerpo.
Un móvil policial interceptó el Palio en la avenida Vélez Sársfield y calle Bosque Alegre, a la altura de barrio Alejandro Carbó. Tenía el capot abierto y la luneta destrozada, suficiente para que los policías sospecharan.
Al advertir que los dos ocupantes estaban malheridos, los efectivos llamaron a una ambulancia. Cuando los médicos llegaron, comprobaron que Pablo ya estaba muerto: tenía un balazo en cada pierna y un tercer tiro en el brazo izquierdo. A Eduardo lo trasladaron hasta el Hospital de Urgencias, donde quedó internado.
Ya en ese momento, un grupo especial de Homicidios comenzaba a interiorizarse sobre lo ocurrido. En pocos minutos, obtuvieron un apellido clave: Cornejo.
Cuando fueron a Obispo Angelelli 2 para detenerlo, justo su familia lo estaba por trasladar a un hospital. Un balazo le había rozado un brazo y también presentaba heridas cortantes. Ya con un decreto de detención, quedó internado en el Hospital Florencio Díaz.
También se dio participación a la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA): en un bolsillo de la víctima fatal se encontró un frasco con marihuana, y al abrir el baúl del Palio se encontró una caja con la misma droga.
A todo esto, ¿qué desencadenó semejante balacera? Los investigadores manejan diversas hipótesis. Por un lado, se sostiene que Cornejo al salir de la cárcel se topó con que su anterior pareja había comenzado una relación con uno de los mellizos Soria, lo que desencadenó las primeras amenazas; pero ante el secuestro de la marihuana, tampoco se descarta un problema territorial ligado a la venta de drogas. Más cuando ya se sabe que los Soria habían llegado hacía poco al barrio. "O tal vez, todo junto, porque en estos contextos violentos no siempre todo es tan lineal", completó un investigador.
