-Se habla también de una disputa por los viajes a Qatar.
-No tiene nada que ver. Pero ojalá Tito pueda ir porque tiene 64 años. Pero no es el motivo de esto. Si ellos están juntando para ir a Qatar, es problema de ellos, pero no nuestro.
Olga es la esposa de Roberto Ponce, conocido en el submundo de las tribunas del fútbol cordobés como "el Loco Tito". Es miércoles a la mañana y a sus espaldas, la vereda de Armengol Tecera -entre Colón y Santa Rosa- aún tiene las gruesas manchas de sangre que la tenue lluvia no alcanza a desdibujar.
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"Tito", como lo llama ella, permanece internado en la Clínica Chutro. Si bien la herida no es de gravedad, como toma anticoagulantes por otra afección, es necesario controlarlo más de la cuenta.
El martes a la noche, él estaba junto a un amigo parado frente a la puerta del pasaje donde vive, cuando quedó bajo una lluvia, pero de balazos. Un auto, presumiblemente un Peugeot 306, llegó a las 20.30 por calle Santa Rosa y estacionó a 20 metros del cruce con Armengol Tecera. El que manejaba se quedó frente al volante, con el motor en marcha. Otras dos personas se bajaron, caminaron hacia un quiosco ubicado en Armengol Tecera y Santa Rosa y defundaron. Con pistolas nueve milímetros dispararon a Ponce, que cayó al suelo, baleado en un tobillo. Alcanzó a arrastrarse hacia adentro, para refugiarse.
Su amigo también fue herido, en un muslo.
Cuando los atacantes volvían al auto, para escapar, se escuchó otra andanada de balazos. La familia de "Tito" denuncia que fue una emboscada doble: por Santa Rosa y por Colón. Los investigadores dudan, ya que sospechan que esta segunda balacera fue en defensa al Ponce. O sea, un tiroteo.
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La familia del histórico líder de la barra "Los Piratas", que se retiró a fines de 2021, tiene cámaras de seguridad en el ingreso al pasaje donde vive. Pero Olga dice que sólo sirve para observar, porque no graba, ya que se les rompió el disco duro y no tienen dinero para repararlo. Eso dice.
Pero sí hay un viaje millonario a Qatar en el horizonte. En los alrededores del estadio Julio César Villagra hay muchos rumores sobre el origen de esos pasajes. Sobre la financiación. Sobre lo que muchos saben en el mundo del fútbol, pero nadie confiesa.
No se trata sólo de Belgrano. El viaje al Mundial de Fútbol, en noviembre, atraviesa a todo el país. Una erogación multimillonaria que depositará a contingentes de violentos, profesionales de las barras bravas, en el país asiático. No hace falta ser un detective del FBI para sospechar sobre quiénes están detrás de estos contingentes.
Ya hay disputas en los alrededores de las principales barras argentinas. Círculos de poder violentos que se expanden y contraen al ritmo de pasajes, estadías y consumos que en total significan una erogación millonaria.
Pero no se trata del único botín. "Tito no quiere volver a la barra", repite Olga. Y señala a los dos referentes que asumieron en su lugar: Pedro Germán "el Gitano" Minuet -viejo lugarteniente de Ponce- y Lucas Pavón.
Este último, junto a Cristián “Coquito” Torres, hace tiempo que hicieron públicas sus diferencias con Ponce. No lo respetan como líder histórico.
Incluso, cuando semanas atrás Belgrano jugó un partido por Copa Argentina en San Luis, "Tito" no logró entrar a la tribuna, porque los actuales líderes de "Los Piratas" se lo impidieron. Se trató de un enfrentamiento en las adyacencias del estadio. Ahora, cuando el celeste se coronó campeón de la B Nacional en San Nicolás, Ponce no pudo viajar.
Pavón mandó a sus voceros a la fiscalía de Guillermo González para aclarar que "esta vez" él no estaba detrás del ataque. Y, según apuntaron las fuentes policiales consultadas, logró acercar un nombre de otra persona, también ligada a la barra, que este jueves quedó detenida.
Se trata de un hombre que dijo haber tenido un problema el miércoles a la tarde con unos laderos de "Tito". Aseguró haber sido apuñalado en una pelea, por lo que luego fue a buscar revancha, arma de fuego en mano. Y que no se trató de un mero ataque, sino de un tiroteo cruzado. Todo ahora es materia de investigación por parte de la fiscalía.
En la Justicia ya están acostumbrados a las medias verdades, o casi mentiras, cuando deben hablar con los involucrados en estas historias. Relatos plagados de omisiones, de "códigos", de trampas.
Ya hubo al menos tres tiroteos contra "Tito" en el último año. Además, dos de sus supuestos laderos fueron detenidos semanas atrás acusados de haber atacado, también a tiros, a otros "barras" en un bar cercano al estadio de Belgrano.
Se sabe que todo lo que rodea a las barras de los principales clubes del fútbol argentino es inconfesable. Hace años que la puja de poder en el interior de cada una de estas organizaciones persigue un botín suculento de negociados que muchos conocen pero todos niegan en público.
Varios de los actuales personajes que forman parte de esta interna de “Los Piratas” aparecen vinculados al sindicato de recolectores de basura, Surrbac y al ex Ente de Obras y Servicios Públicos (Esop) de la Municipalidad de Córdoba, lo mismo que sucede con varios de los referentes de la barra de Talleres, “La Fiel”.
El actual entretejido de la violencia en el fútbol cordobés ya replica a lo que sucede con las grandes barras bravas de Buenos Aires y Rosario. Personajes vinculados a la política, a los sindicatos públicos y al narcotráfico. Un maridaje de punteros, empleados bajos el ala del Estado y negocios ilegales en los barrios. Todo, bajo el disfraz de una camiseta o una bandera futbolística.
El líder de "La Fiel", Darío Cáceres, permanece preso desde el verano, acusado por la Justicia Federal, de haber formado parte de un fenomenal contrabando de 1.500 kilos de marihuana desde Corrientes a Córdoba.
La banda de traficantes, según consta en la causa, habría tenido entre sus líderes a varios de los referentes de "La Fiel". En dos meses, los investigados reunieron más de 40 millones de pesos. Dinero que convirtieron en dólares para poder comprar la tonelada y media de marihuana, siempre de acuerdo a lo que se sospecha hasta ahora.
Demasiado dinero fresco y líquido.
Hoy, es un concejal oficialista, Diego Casado, el que oficia como abogado defensor de Cáceres.
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Su caída originó un grave problema al interior de "La Fiel". Hacía poco había salido de prisión un antiguo mano derecha, Walter "el Toro" Aguilera, quien en 2020 fue filmado por un grupo de presos mientras era sometido en el Establecimiento Penitenciario 9 de la ciudad de Córdoba.
Aguilera fue guardaespaldas del titular del gremio de recolectores (Surrbac), Mauricio Saillén, y junto a otros miembros de "La Fiel" figura como empleado del Ente de Obras y Servicios (Esop, hoy denominado Córdoba Obras y Servicios -COyS).
Aquel video originó una respuesta brutal de "La Fiel", según se sospecha en la Justicia de Córdoba: 17 personas encapuchadas y con armas largas filmaron un video emitiendo amenazas a quienes golpearon al "Toro".
Pero su regreso a la tribuna no fue cómo Aguilera esperaba. Ya había sido desplazado del círculo principal y cuando Cáceres quedó preso se dio cuenta que él ya no era su sucesor. Un hombre apodado "Paisa" ocupó su lugar, pero pronto surgieron dos disputas internas: "el Toro", por un lado, y otro sector comandado por un sujeto apodado "Pichu".
Y, en el medio, comenzó a rondar el grupo de los hermanos Pacheco, que también formaron parte de la cúpula liderada por Cáceres y terminaron desterrados de la popular años atrás, tras un crimen en un balneario.
Desde hace meses, esto bandos internos de "La Fiel" vienen llevando adelante una guerra fría. El pasado 10 de agosto, dos sicarios en moto llegaron hasta el frente de la casa familiar de Cáceres, en barrio Maipú 2, y dispararon contra la vivienda. Ocurrió en la misma hora en la que Talleres se despedía de la Copa Libertadores en el Kempes, frente a Vélez. No se trató de una mera casualidad.
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Desde entonces, todo se intensificó aún más. Hay registros policiales de que hubo encontronazos en diversos espacios públicos de la ciudad. Y fue necesario ajustar aún más los operativos de seguridad antes de cada partido.
En la medianoche del pasado 5 de este mes, "el Toro" fue atacado a balazos por cuatro sujetos que llegaron en un auto hasta una calle de barrio General Urquiza, la zona que él domina. Aguilera terminó con un balazo en la pantorrilla de la pierna derecha, pero evitó explicarle a los policías que había sucedido realmente.
Toda esta espiral violenta explica, en parte, por qué este miércoles los barras de Talleres viajaban con pistolas, revólveres y armas blancas desde Córdoba a Chaco para presenciar el partido contra Independiente por Copa Argentina. Armamento que quedó en evidencia cuando bajaron en una ruta de Santa Fe y a fuerza de violencia desalojaron un piquete que les impedía continuar el viaje. Imágenes que impactaron en todo el país y volvieron a enrostrar que en Córdoba el problema de las barras bravas lejos está de ser un asunto menor.
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