"Claudio es un verdadero militante de la prevención del delito desde hace 35 años, mixturando el trabajo territorial (su gran pasión) con sus conocimientos académicos en la temática. Alguna vez se autodefinió como un lobo estepario de la prevención en su país. Abrir la mente de las dirigencias políticas construyendo liderazgos y acuñar la cultura de la prevención en los actores institucionales y comunitarios han sido dos de sus principales orientaciones profesionales. Escuchar a la ciudadanía con detenimiento y respeto e internarse en las tramas humanas para comprenderlas, sintetiza humildemente algunas de sus cualidades".
"El poder de adaptación y experiencia trabajando con todos los segmentos sociales desde el territorio enmarca gran parte de su impronta. Sin perjuicio de que ha desarrollado múltiples actividades académicas en la especialidad y brinda innumerables conferencias y capacitaciones en prestigiosas universidades y organismos públicos y privados del mundo sobre seguridad ciudadana y prevención del delito, siempre ha recalcado que sus principales aprendizajes son el resultado de su permanente relación con la ciudadanía".
De esta manera en la red social de Linkedin se describe Claudio Stampalija, un abogado penalista oriundo de Buenos Aires que a partir de ayer es el flamante secretario de Seguridad de la provincia de Córdoba.
Director del Centro de Estudios para la prevención del Delito de la Universidad de Belgrano, Stampalija llegó al Gobierno de Córdoba a fines de 2015, de la mano del entonces secretario de Seguridad Diego Hak. Junto al urbanista colombiano Gustavo Restrepo, fueron presentados como los promotores del modelo Medellín a escala de América Latina. En su caso, traía en su currículum una experiencia a menor escala en la ciudad de Cipolleti.
Su caballito de batalla fue la creación de la Policía Barrial, maximizando su concepción de tener uniformados en las esquinas, caminando a la par de los vecinos.
En octubre de 2020, Stampalija tuvo tal vez su momento mediático más recordado en Córdoba, cuando tuvo que presentar de urgencia un protocolo de actuación policial en medio de una seguidilla de casos de gatillos fáciles. En síntesis, indicó que los policías no podían disparar sin que existiera alguna justificación legal.
Las normas por escrito forman parte de su método de acción. Se espera que ahora presente una serie de indicaciones internas dentro de la Policía, donde deberá comenzar a desandar ahora su propio camino. Sucede que si bien hace casi siete años que asesora al Gobierno provincal, en Jefatura no es un nombre muy conocido.
A partir de ayer, Stampalija es el hombre fuerte de la Seguridad en Córdoba, la referencia a la que deberán acostumbrarse los vecinos tras la renuncia forzada de Alfonso Mosquera.
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Es que el nuevo ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López, ya avisó puertas adentro que él no se ocupará de manera directa de la relación con la Policía. López sabe que la cuestión de la seguridad provoca el principal malhumor de los cordobeses, según las últimas encuestas, aún por encima de la inflación descontrolada.
Prefiere un rol más político, de articulación con los intendentes, antes que concentrarse en el universo de la ciudad azul, donde 20 mil hombres y mujeres forman parte de una dinámica propia que demanda una atención permanente.
López ya lidió, como ministro de Justicia y Derechos Humanos, con dos áreas muy sensibles relacionadas a la inseguridad: las cárceles y Complejo Esperanza. La proliferación del "call center" tumbero y una serie de cuestiones críticas en Complejo Esperanza y en las residencias para adolescentes vulnerables de la Senaf fueron sin dudas las cuestiones más críticas de su gestión.
Por eso, ya puso sus reparos para ejecutar de manera directa la gestión de la principal fuerza de seguridad de la provincia.
Stampalija será entonces la cara visible, y también el "fusible", en esta tarea.
Ayer a la siesta, ante de la jura de los nuevos ministros y de la confirmación de Stampalija, la Plana Mayor de la Policía tuvo una reunión de urgencia. Nadie logró disipar aún la principal duda: qué pasará con la cúpula azul a partir de estos cambios.
Mosquera sostuvo durante los últimos 23 meses a la gestión de Liliana Zárate, la primera mujer en ser jefa de Policía. Con una fuerte presencia mediática, el ahora exministro absorbió la presión por las críticas ante la seguidilla de robos.
Si bien López ratificó de manera pública la continuidad de la actual jefatura de Policía, puertas adentro de la Central se indicó que Stampalija se tomará unos días para analizar si realiza algún cambio o si todo continúa como hasta ahora.
Si la estructura sigue igual, en los papeles sólo se habrá registrado un cambio en el área de Seguridad: la salida de Mosquera.
