Maricel Soledad Vargas (31) vivía escapando. De múltiples violencias. Y de una adicción que la regresaba a los infiernos.
La joven oriunda de Chile había llegado a la ciudad de Córdoba tras una odisea en el fin del mundo, Tierra del Fuego. Allí, el padre de sus primeros cuatro hijos la había sometido a innumerables golpizas, según relataría ella cuando logró arribar a territorio cordobés.
Siempre vivió en la periferia geográfica y social. Logró encontrar una casa en la zona de barrio-ciudad Villa Retiro, en los márgenes de la avenida Rancagua. Pero jamás esas cuatro paredes se transformaron en un hogar.
Tuvo su quinto hijo y un destino atroz. Las adicciones la tenían perdida, sin rumbo. Los tatuajes en su cuerpo aparecían como una máscara para intentar tapar tantas vulnerabilidades juntas.
Hace tiempo, los niños fueron institucionalizados: ingresaron en los laberintos de las residencias de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). Maricel era ingresada en diversos tratamientos de desintoxicación, de los que siempre terminaba por escaparse. La última vez, huyó del Neuropsiquiátrico de barrio Juniors. Siempre volvía a sus infiernos.
El domingo último, la tarde se alargó como siempre dentro de la casa de su suegro. Junto a su novio y este hombre, compartieron una extensa jornada en la que abundó la ingesta de bebidas alcohólicas y de drogas, según declararía luego el más grande ante los policías.
Ya en la medianoche, ella y su suegro salieron a pie para ir a comprar más botellas a un quiosco cercano. Iban por un costado de la avenida Rancagua al 5500, cuando ella trastabilló y se fue hacia el asfalto.
En ese momento, pasaba un Volkswagen Bora negro que iba en dirección al anillo de la Circunvalación.
De acuerdo a las partes del vehículo que quedaron tiradas en el lugar (parte del paragolpes delantero, un espejo y la luneta completa), se especula con que el auto levantó a Maricel por el aire, ella cayó sobre el techo y luego rompió la luneta, para finalmente quedar tirada detrás del vehículo, que siguió su marcha sin frenar.
Este martes a las 10.30, el conductor del rodado, un joven de 26 años, se presentó ante la Justicia junto a su abogada Mónica Picco. A esa altura, el trabajo de los sabuesos de Accidentología Vial ya tenía acumulado decenas de horas de filmación para intentar identificarlo.
Pero la historia no terminó aquí. Sino que comenzó en escarbar en un trasfondo más atroz aún.
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Si bien el suegro de Maricel insistía ante los policías que ellos estaban alcoholizados y drogados y que fue en ese marco que la joven trastabilló hacia la calle, otros testigos sembraron una hipótesis brutal.
Los policías entrevistaron a una joven pareja que vive en las inmediaciones del lugar de la tragedia, que dio una versión más amplia. Aseguraron que la joven y su suegro efectivamente iban caminando por la banquina pero negaron que ella hubiera trastabillado de casualidad.
Indicaron que el hombre intentó abusar de Maricel, por lo que comenzaron a forcejar en esa banquina y cuando ella intentó empujarlo, se cayó hacia atrás, justo cuando pasaba el auto a alta velocidad.
Otros testigos que fueron localizados durante toda la jornada del lunes relataron, palabras más, palabras menos, lo mismo: un intento de violación en medio de la calle.
Por enésima vez, Maricel tratando de escapar de un infierno. Aunque ahora, la muerte la encontró a toda velocidad.
Ante estos dichos, la fiscal Patricia García Ramírez giró esta parte de la investigación a la fiscalía de Delitos Contra la Integridad Sexual, a cargo de Ingrid Vago.
O sea: se sospecha que la muerte de Maricel pudo haber sido consecuencia directa de su intento para escapar del intento de abuso.
La fiscal Vago recibió en la mañana de este martes al joven conductor del Volkswagen Bora, que se entregó y puso su vehículo a disposición.
La fiscal lo notificó de la imputación por homicidio culposo. Pero su situación legal será resuelta por la fiscal García Ramírez.
La fiscal Vago ya comenzó a avanzar en analizar la situación legal del suegro de Maricel, un hombre de apellido Torres sobre el que hasta ahora no pesa ninguna imputación.
Ante el desglose de la causa en dos fiscalías, todo indica que la investigación se concentrará sobre su eventual responsabilidad detrás de toda la tragedia.
