El impuesto a la herencia y la cuestión de la equidad

Sergio Berensztein

 Cuando los gobernadores dicen no más impuestos tampoco es una buena noticia, porque ya los que tienen son demasiados y aparte porque pueden subir las alícuotas como pasa con Ingresos Brutos. Cuidado con eso, que hay trampa siempre. Específicamente en el impuesto a la herencia se ha generado una fuerte polémica porque desde el gobierno siempre se argumento a favor de la supuesta progresividad de algunos impuestos, en relación a otros.

¿Qué quiere decir esto? Que supuestamente a estos impuestos los pagan los más ricos. Progresivo implica que la carga tributaria se sesga hacia los sectores de mayores recursos y, por ejemplo, un impuesto como el famoso IVA ,que grava el consumo y a los sectores de menores recursos no , porque dentro de su ingreso, en la mayoría de su dinero, lo gastan consumiendo productos básicos. Ese es un debate muy polémico.

No es nuevo el impuesto a la herencia.Se aplica en muchos lugares del mundo,, sobre todo a partir de la posguerra. Aquí la progresividad o regresividad de un impuesto hay que mirarla en el contexto .En un país donde no se genera empleo privado hace más de una década, donde tenemos un estancamiento tan significativo, cada vez más pobreza, hablar de progresividad y regresividad de un impuesto aisladamente es un error porque la economía argentina es regresiva, así como está.

Entonces creo que este es un debate muy serio, muy profundo, que debe darse en un contexto adecuado y, sobre todo, tener en cuenta lo siguiente .Cuando una familia ahorra para que sus hijos y sus nietos estén bien, ese ahorro canaliza una fuerza enorme de generaciones y sirve para generar empleo.

Si se genera un impuesto a la herencia, eso va a desalentar el ahorro y alentar el consumo. Y eso, obviamente, va a terminar descapitalizando al país, a las familias Eso puede ser el tiro por la culata famoso que estamos tan acostumbrados en la política argentina .

Lamentablemente aquí la cuenta es muy sencilla. Si se gasta más de lo que se recauda, no hay otra opción que subir impuestos; bajar el gasto se ha convertido casi en una cuestión que no se puede considerar en Argentina. Lamentablemente, y como las provincias no pueden emitir dinero, que es lo que hace la nación, lo termina pagando el contribuyente. No todas las provincias tienen un agujero fiscal pero muchas lo tienen y el financiamiento es cada vez más difícil. E precisamente deuda, digamos, son impuestos a futuro. Estas son cuentas de almacenero muy sencillas pero lamentablemente es lo que está ocurriendo. Las provincias dan cada vez más empleo.También los municipios. La pregunta es ¿ quién la financia? Como siempre, el contribuyente.