¿Recesión o depresión?

Sergio Berensztein

Recientemente, la Unión Industrial Argentina reveló que la industria sufrió una caída del 14.2% en abril. Además, el consumo de productos básicos como carne, leche y yerba ha disminuido considerablemente. Las ventas en supermercados también han experimentado una fuerte caída, así como las ventas en shoppings y autoservicios mayoristas. Incluso el consumo de combustible ha sufrido una caída interanual del 8% en abril.

Además, varias automotrices y otras empresas están deteniendo la producción debido a la disminución de la demanda. En este contexto, surge un cuestionamiento: ¿Estamos ante un escenario de recesión o depresión?

Los impuestos vinculados al consumo han disminuido en proporciones similares a las anteriores cifras mencionadas; alrededor del 8 o 9% respecto al año pasado. Esto evidencia que las consecuencias del ajuste económico implementado por el Gobierno son significativas.

A pesar de esto, desde el Gobierno se sostiene que ya se está produciendo una recuperación económica gracias a los incrementos salariales y jubilatorios que están superando a la inflación y al superávit fiscal y comercial que permitirán reactivar la economía argentina.

Pero hay quienes dudan de esta afirmación gubernamental e indican que esta recuperación no será ni fácil ni rápida. Algunos expertos sugieren que nos dirigimos hacia una recuperación muy lenta o incluso estancamiento económico (recuperación con forma de U o L) debido principalmente a que el consumo representa casi el 70% del crecimiento en Argentina y la caída en los ingresos está limitando dicha recuperación.

Por otro lado, se están produciendo algunos movimientos económicos positivos como consecuencia de nuevos incentivos a grandes inversiones. Por ejemplo, la Transportadora General del Sur anunció una inversión de 100 millones de dólares. Sin embargo, estos movimientos aún no se traducen rápidamente en mejoras palpables para los grandes centros urbanos.

Todo esto plantea dos preguntas cruciales: si el Gobierno no nota una recuperación rápida, ¿modificará este esquema ortodoxo que está implementando? Y si lo hace, ¿lo hará con la actual conducción económica o habrá cambios de personal?

La historia nos enseña que después del crack de 1929 y una recesión muy profunda, los gobiernos comenzaron a tener un rol más intervencionista para evitar crisis sociales. Surgió así el Keynesianismo con ideas como las obras públicas y subsidios a ciertos sectores para generar empleo. La gran interrogante es si el presidente Milei será obligado a flexibilizar sus posturas ideológicas para ayudar a la recuperación económica.

Finalmente, ante este panorama descrito surge otra pregunta relevante: ¿cuán importante será que la próxima semana se apruebe la Ley Bases? Muchas empresas esperan esta decisión para tomar decisiones significativas de inversión. Por ejemplo, YPF podría anunciar una inversión extraordinaria junto con Petronas (empresa malaya) para construir una planta de gas licuado que permitiría exportar gas argentino al mundo entero.

Esto es especialmente interesante porque si Buenos Aires no se adhiere a la Ley Bases, dicha planta podría instalarse en Río Negro en lugar de Bahía Blanca. Esto sería una pérdida para la provincia debido a un capricho político.

En resumen, estamos ante un escenario económico complejo y desafiante, y las decisiones que se tomen en el corto plazo serán cruciales para determinar el rumbo de nuestra economía.