Un país de figuritas

Sergio Berensztein

 -Bueno, efectivamente, a partir de lo que vimos hace dos días, una reunión larga de la Secretaría de Comercio con los comercializadores y los productores de figuritas. Es cierto, es una costumbre que obviamente involucra mucha gente. Los chicos se entusiasman, sobre todo ante los mundiales.

- No quiero quitarle importancia a un tema que tal vez en las familias es relevante. Lo que digo es que esto pone de manifiesto que algo funciona mal.El secretario de Comercio dice tenemos cientos de reuniones todos los días con diferentes actores. Pero claro, los medios toman las figuritas porque es un símbolo de algo que creo que lo que hay que rescatar en todo esto es la falta de una estrategia, de un plan de prioridades que hace que efectivamente sobresalga esta reunión en un contexto donde el gobierno no pone blanco sobre negro cuáles son los temas realmente que interesan, cuáles son los temas que hacen la diferencia al desarrollo, a la generación de riqueza, a la consolidación de un país que viene obviamente a los tumbos.

-Por eso lo de figuritas me pareces una gran metáfora de cómo estamos viviendo. Una gran, penosa metáfora, ¿verdad? Obviamente que sí. Hay muchos elementos que ponen de manifiesto algo que tiene que ver con las figuritas y esas transacciones.

- Una cosa del derecho en la política, de esta idea de que nos juntamos y cambiamos figuritas por cambiar información. Es una forma bastante habitual en el que los actores se refieren de ese modo y ponen de manifiesto algo que creo yo también caracteriza este momento.

-Y en la transacción, el ida y vuelta pensando, en todo caso, intereses individuales egoístas y no el del interés general.