Entre la salida de Real y los "muchachitos" de Artime

Gabriel Rodríguez

Triste final de Juan Cruz Real como técnico de Belgrano, con una imagen que resume de principio a fin lo que dejó en el club: poco y nada, yéndose por la puerta de atrás, sin dar la cara y cuestionado por todos: los socios, su plantel y también los dirigentes.

/Inicio Código Embebido/

#Belgrano comunica que Juan Cruz Real dejó de ser el entrenador de la Primera División.
De manera interina, el cuerpo técnico de Reserva, encabezado por Norberto Fernández, dirigirá al plantel hasta la designación del nuevo DT.

Agradecemos a Real y su equipo de trabajo por el… pic.twitter.com/Ssx5I53jES

— Belgrano (@Belgrano) November 26, 2024

/Fin Código Embebido/

Su salida termina siendo la crónica de una muerte anunciada y tarde, porque no alcanzaron las disculpas públicas del “affaire” con Bryan Reyna y los mismos hinchas, ambas partes cuestionadas la noche del 26 de agosto.

Desde ahí algo se quebró. La relación no volvió a ser la misma y el plantel le respondió en consecuencia con el cierre de un pésimo año y sólo sostenido por el orgullo que le significó al presidente Luis Fabián Artime que él lo haya elegido y traído.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

O nunca supieron que el vestuario estaba partido o no quisieron verlo. Y Real duró lo que duró porque nadie se puso firme y nadie le dijo nada.

¿Real es el principal responsable de esta mala campaña? Sí, pero no el único. Artime también lo es por empecinarse en sostener un entrenador que hacía rato había perdido el rumbo, bancando algo que estaba roto y encerrarse en su idea sin escuchar ni a los pares ni a los hinchas, convirtiéndose quizás en lo que tanto criticó de Armando Pérez y Jorge Franceschi, olvidándose de su lema para ganar las elecciones: “Belgrano Primero”.

Y ni hablar de los jugadores, que son los que salen a la cancha, vestidos de celeste, sin contagiar la más mínima gana de que se pague un abono para ir a verlos.

Anoche, abrumado como nunca y puesto contra la pared por los mismos socios que lo ungieron presidente, Artime enfrentó a la prensa con un tono sobrador tratándolos de “muchachitos”. Tras cartón aseguró que “muchos hablan sin saber” y que para los técnicos el fútbol es “una picadora de carne”.

Lo único que falta es que los periodistas sean responsables de 1) que se haya ido Real; 2) de los cambios inexplicables en cancha; 3) de las conferencias de prensa en donde describía partidos que no fueron; 4) de la nula autocrítica, suya y la de Real; 5) de negarle chicos de la reserva al Beto Fernández; 6) de que en el predio mientras él trabajaba, no podía acercarse dirigente alguno; 7) de que tenía mejor relación con los pibes que con los grandes; 8) de la elección –mala- de los refuerzos…

Que la dirección técnica es la silla eléctrica es verdad, pero jamás podría ser una “picadora de carne” en un equipo que ganó 4 partidos de los últimos 20…. ¡Cuatro partidos de los últimos 20! No resiste análisis o sí, el de Artime que antes de jugar ante Vélez declaró en TNT Sports que no entendía los cuestionamientos al entrenador.

Y los denominados “muchachitos”, así denostados por el presidente, son los que informan del club, de lo bueno, de lo malo. Son los que deben preguntar, del pasado, presente y futuro. La pregunta de un periodista siempre debe incomodar porque ésa es la función… Lo único que falta es que terminemos preguntando lo que les gusta a ellos.